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En verano de 2016, un pequeño avión bimotor sobrevoló la selva de Belice, en Centroamérica, pasando a apenas 500 metros de las copas de los árboles. El artefacto iba equipado con una tecnología que está revolucionando muchos campos de la ciencia, entre ellos, la arqueología. Este dispositivo, conocido como lídar, lanzó 6.000 millones de pulsos de luz láser hacia el suelo y recibió unos 11.000 millones de pulsos rebotados. Muchos de los rayos se colaron por los huecos entre los árboles, impactaron en el suelo y, al regresar, permitieron cartografiar la superficie de la selva.
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