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En 1982, el paleontólogo Dale Russell se planteó qué habría sucedido si los troodóntidos no se hubieran extinguido con la caída de un asteroide hace 66 millones de años. Aquellos dinosaurios tenían cerebros inusualmente grandes, visión binocular y unas garras con las que podían agarrar objetos. Si el cataclismo no hubiese acabado con ellos, millones de años de evolución después podrían haber dado lugar a una especie de dinosaurio inteligente que, en la mente de Russell, era un humanoide verde que en lugar de amamantar a sus crías les daría el alimento regurgitándolo de la boca.
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