La urbanización intensiva, el crecimiento desmesurado y sin planeamiento de las poblaciones cercanas a las megarrepresas en Brasil es uno de los efectos colaterales de la construcción de estos proyectos monumentales en la región, de acuerdo con el análisis del investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) Carlos Revilla.
El investigador, en el foro “La Amazonia en el marco de la integración energética regional. Situación y perspectivas: una mirada desde Brasil y Bolivia”, señaló que la construcción de grandes represas, además de su impacto ambiental y socieconómico en las zonas en las que se sitúan los proyectos, tiene un efecto en la vida de los poblados cercanos, ya que provoca movimientos poblacionales importantes en periodos de tiempo que son relativamente cortos.
Revilla apuntó que en el caso de la construcción de las hidroeléctricas de Santo Antonio y Jirau, en el estado de Rondonia, en Brasil, se movilizaron al menos 40.000 trabajadores; 20.000 en el caso de Santo Antonio, y 18.000 para Jirau, además de otros miles de empleados indirectos.
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