Fuente: La Mañana de Neuquen
En el último año, como pocas veces. Las primeras planas, los medios nacionales y de todo el mundo energético ponderan, con persistencia, la calidad del recurso. O de la roca, como dicen en la cruenta intemperie de los yacimientos los geólogos, que reseñan las características de la formación shale que cruza por debajo del 60 por ciento de la provincia.
Y es verdad. El recurso está. Y es buenísimo. Los datos son más que elocuentes: en un puñado de años Argentina se encuentra ante la posibilidad de incursionar, seriamente, en las exportaciones de hidrocarburos. Lo vieron las petroleras, YPF primero que nadie, y de ahí a los resultados fue cuestión de tiempo (y miles de millones de dólares): todo el que demandó y demanda optimizar los costos. Hacer rentable una operación de avanzada sin precedentes en el país y con pocos en el mundo.
Neuquén está ante un nuevo paradigma que es suficiente como para modificar su economía y la de buena parte de la Argentina. El shale se encamina en esta primera etapa, y si las turbulencias económicas lo permiten, a garantizar una matriz energética sin precedentes. Y en el medio, las oportunidades y desafíos.
Miles de argentinos miran y tratan de comprobar de primera mano el tenor de las oportunidades. Los indicadores de empleo de la provincia por ahora son de los mejores del país, y logran ser mejores pese a que es más la gente que busca trabajo. Es decir, muchos llegan en busca de esas oportunidades y encuentran empleo. No suele ser tan fácil. Están los que se vuelven a sus pagos con el pasaje pago por autoridades municipales y la provincia, y los otros que quedan tomando tierras al costado del camino, tratando de alimentarse de las migajas que, más temprano que tarde, quizás le puedan tocar.
Así y todo, Neuquén logró bajar en un año dos puntos su tasa de desempleo. En junio obtuvo el registro más bajo de sus últimos 10 trimestres, con un 3,5%, en el mismo momento en el que a nivel nacional ese indicador fue del 10,5%, según el Indec. Es ampliamente sabido: la provincia viene surfeando la marejada de la crisis económica y tiene el enorme dilema de seguir integrando a su base económica las olas migratorias que arriban no solo del interior sino de América. No por nada el venezolano es uno de los acentos que, como en otras provincias argentinas, comienza a ser parte de la música de las calles y comercios de la capital provincial.
Lo que trae el tema-debate-objetivo de la generación de valor. El camino extractivista, esa historia de 100 años que tiene la provincia, funciona en modo crucero. Tiene una hoja de ruta, una curva de previsibilidad que solo tendrá que seguir de cerca (ni más ni menos) los vaivenes geopolíticos y el tenor de las decisiones internas. Por ahora, Vaca Muerta goza de ciertos consensos, aunque no todo pareciera ser lo mismo. Los matices y detalles suelen escribir la letra fina de las grandes diferencias. Lo saben las petroleras que miran de cerca las encuestas y los números rumbo a las elecciones de octubre. Neuquén, como Tierra del Fuego, sale con su gas no convencional a Chile. Ocurrió luego de una década y el desplante argentino para asegurar el suministro interno. Puede haber volúmenes crecientes de gas para el otro lado de la cordillera. Otro tanto con el crudo: tres exportaciones ya fueron autorizadas. El shale oil que les impone problemas a las refinerías locales puede abrirse otros horizontes hacia el Atlántico y también vía Chile. Habrá petróleo.
No está del todo claro, y pareciera por ahora ser un debate secundario, cómo se capitaliza esa matriz productiva con más industrias. La pymes neuquinas abroqueladas en un puñado de cámaras empresariales tuvieron meses atrás un primer contacto con la Unión Industrial Argentina. Fue algo así como un acuerdo para explorar alternativas de cómo generar industrias que pudieran capitalizar la producción shale y comenzar a diversificar la economía provincial. Hay un plan, en paralelo, para capacitar a unos 10.000 neuquinos para integrar al sector petrolero y la cadena de valor que se desprende de este sector.
Pero lo que impera por ahora es el debate de la coyuntura. Las urgencias prevalecen sobre el futuro. Los cuellos de botella del transporte, las condiciones de trabajo y múltiples conflictos que se desprenden de un desarrollo como el que el país acaso no haya conocido, apenas permiten levantar cabeza para atender y darle cabida a la forma que tendrá el futuro. Es algo crucial capitalizar las oportunidades que salen de las entrañas del suelo neuquino. Pero sería aprovechar una chance a medias depender únicamente de los beneficios del terreno que se trasladan de forma directa a un presupuesto que año tras año sigue creciendo en términos reales.
En plan de sumar desafíos (como si hiciera falta), va otro: cómo empezar a capitalizar con nuevas industrias los enormes recursos y oportunidades que implica Vaca Muerta.