Fuente: El Economista
La semana pasada, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) anunció la cancelación de las licitaciones de Pemex en siete áreas en tierra -principalmente de gas-, luego de que tanto la empresa como la Secretaría de Energía retiraron las áreas puestas a subasta.
El gobierno de López Obrador, quien asumió en diciembre, ha cancelado todas las licitaciones de contratos que la administración anterior tenía en curso tras la profunda reforma energética realizada entre 2013 y 2014 y por la que se otorgaron más de 100 contratos.
"Nunca me he comprometido a que van a continuar las rondas (de licitaciones)", dijo el mandatario en su habitual rueda de prensa matutina.
"No vamos a convocar a nuevas rondas en tanto no haya resultados porque no hay inversión, no están produciendo", agregó. "Cómo vamos a justificar el que seguimos convocando a entregar áreas para la explotación petrolera si lo que se hizo fracasó, o no ha dado resultados".
Las cancelaciones han sido mal vistas por algunos comisionados de la CNH quienes han dicho que Pemex debería aprovechar los instrumentos que tiene a la mano, como las asociaciones, para fortalecerse y poder cumplir con la meta gubernamental de elevar su producción de crudo.
Pemex requiere grandes inversiones para apuntalar una producción de hidrocarburos que decae y que actualmente ronda mínimos históricos de alrededor de 1.6 millones de barriles por día (bpd). El Gobierno busca elevar su bombeo a entre 2.4 y 2.6 millones de bpd para fines de 2024.
La petrolera, cuya deuda financiera alcanza los 106,500 millones de dólares, recibió a principios de junio un duro golpe luego de que la agencia Fitch redujo su calificación crediticia a la categoría de basura.