Se trata de parte de la estrategia de la petrolera estatal para llegar al 2023 multiplicando por ocho producción de petróleo no convencional.
Fuente: I Profesional
   
Con inversiones por u$s2.000 millones que desplegará durante el 2019 y el objetivo de duplicar su producción de petróleo en los próximos años, YPF acelera sus procesos operativos en Vaca Muerta para expandir las fronteras del reservorio de hidrocarburos no convencionales más importante de la Argentina.
 
En la formación geológica de 24.500 km2 y del tamaño de Bélgica, principalmente ubicada en la provincia de Neuquén y que contiene gas y petróleo no convencional, la petrolera estatal opera el 33% de la superficie y desarrolla el 40% de toda la actividad.
 
Se trata de la nave insignia que la compañía petrolera adoptó para llegar al 2023 a multiplicar casi por ocho el nivel de producción de petróleo no convencional que tiene en estos momentos. Es decir, pasar de 70.000 barriles diarios de shale oil a 225.000, cifra que representa la producción total de YPF en la actualidad y que llevaría a la petrolera a un nivel de 500.000 barriles cada 24 horas en tan sólo cuatro años.
 
De este modo, la petrolera estatal buscará colmar la capacidad de sus refinerías con crudo no convencional y exportar el excedente, en especial poniendo el foco en el mercado asiático.
 
"Vamos a acelerar la actividad en los próximos años con el foco puesto en operar una nueva YPF a partir de Vaca Muerta que va a cubrir toda la capacidad de nuestras refinerías y exportar el excedente", explica Pablo Bizzotto, vicepresidente Ejecutivo de Upstream de YPF.
 
El ejecutivo lidera el desarrollo de la petrolera en la zona desde hace ya casi cuatro años y califica a Vaca Muerta como el mayor proyecto industrial de la Argentina como un compendio de las mejores características de los reservorios de shale de todo el mundo, incluyendo los de Estados Unidos.
 
Agrega que YPF viene liderando el proceso, con inversiones por u$s12.000 millones desde el 2013, cuando se iniciaron los procesos exploratorios más importantes, y asegura que el monto representa el 80% del total de fondos volcados por todas las compañías petroleras que operan en la zona.
 
"YPF desarrolló la industria del no convencional en la Argentina y convirtió a Vaca Muerta en un tren en funcionamiento que hoy anda rápido pero que puede ser un tren bala", sostiene Bizzotto ante un grupo de periodistas invitados por YPF para recorrer parte de los 1.000 pozos perforados que la compañía opera en la zona.
 
La estrategia de YPF pasa por mantener el liderazgo en la industria del shale y maximizar la actividad en cada uno de los yacimientos que controla como el de Loma Campana, considerado el principal y el de mayor éxito. Por eso, apuesta mayormente al petróleo dejando de lado las inversiones en gas debido a que la situación actual no ofrece las condiciones adecuadas para rentabilizar las inversiones, teniendo en cuenta la escasa demanda y el bajo precio.
 
De hecho, YPF modificó su plan estratégico 2018/2023 que había presentado el año pasado a los inversores de Wall Street para congelar las iniciativas en shale gas y dedicarse de manera exclusiva al shale oil.
 
"No es rentable invertir para producir sólo seis meses al año, con un precio muy bajo y en un mercado que tiene sobreoferta, pero está claro que si las condiciones cambian hay mercado para el gas", aclara Bizzotto. Estima además que de contarse con el precio y el mercado adecuados, la producción puede crecer de 20 millones de metros cúbicos a 50 millones en cinco años, lo cual abarcaría el 40% de la producción total del país.
 
Pero tras esa modificación en los planes, la petrolera tomó la decisión de replicar el éxito y la eficiencia de Loma Campana en la extracción de shale oil al resto de las áreas que opera en Vaca Muerta en algunos casos en sociedad con grandes grupos internacionales como el caso de Chevron.
 
En ese contexto, se buscará ampliar las fronteras del shale gas con una segunda ola de campaña exploratoria que abarcará alrededor de 2.000 kilómetros cuadrados.
 
El proceso es liderado por Bizzotto, quien forma parte de los 550 ejecutivos especializados en no convencional que trabajan para YPF junto a otros 4.400 contratistas dedicados a la realización de obras, operación de instalaciones, perforación y estimulación de pozos, entre otras tareas.
 
Con estos números, YPF es hoy la sexta compañía en el mundo en inversiones en no convencional y cerrará el año operando 1.000 pozos y 18 equipos en la Cuenca Neuquina.
 
Te puede interesar Ante el "riesgo Cristina", empresarios energéticos analizan la venta de sus negocios en el país También incluye acelerar el cluster petrolero que hoy opera y que los ejecutivos de la compañía bautizaron como "la crema de la torta" de Vaca Muerta. Es decir, Loma Campana en sociedad con Chevron; Bandurria Sur con Schlumberger, y La Amarga Chica con Petronas.
 
Se trata de bloques de extraños nombres que concentran el 90% de las actividades de YPF, que están ubicados en las tres ventanas de crudo más exitosas de Vaca Muerta y en los cuales la petrolera estatal volcará u$s500 millones para desarrollo de nuevos negocios.
 
El objetivo es lograr que Loma Campana pase de los 40.000 barriles diarios a los 50.000. En el caso de La Amarga Chica, de los 20.000 a los 50.000 y el de Bandurria Sur de 5.000 a 10.000 en tan sólo un año, apuntalando el crecimiento del 54% que el negocio no convencional de YPF logró en lo que va del 2019.
 
La expansión planificada por la empresa abarca estas zonas pero también otras áreas que inicialmente habían quedado descartadas pero que, luego de varios estudios de actividad, chequeos sobre el grado de productividad de los pozos, fueron tenidos en cuenta como Chihuidos; Bajo del Toro; Sierra Barbosa y el triángulo norte de La Amarga Chica.
 
Para el 2020 también se pondrá el foco en San Roque; Bajada Aniello y Bajo del Toro, en el marco de los acuerdos que YPF tiene en esos yacimientos con Total, Shell y Statoil. Y para el 2022 se estima una extensión hacia Loma La Lata Sur con el foco en producir cerca de 300.000 mil barriles diarios de shale oil.
 
"Con estas actividades estamos moviendo las fronteras de Vaca Muerta hacia áreas en las cuales vamos a producir también shale oil", destaca Bizzotto para quien el cambio de estrategia también se dio cuando se tomó la decisión de abandonar la perforación vertical y adoptar la horizontal.
 
"Fue a partir del 2015 cuando hicimos ese gran cambio que permitió maximizar y multiplicar la productividad y rentabilidad de los pozos, tomando la determinación de abordar el proceso de manera agresiva, multiplicando los equipos de perforación, adoptando tecnología importada de Estados Unidos, entre otras cosas", recuerda el ejecutivo encargado del desarrollo del upstream de YPF.
 
De hecho, este año la petrolera inició la perforación del pozo que será el más profundo de Vaca Muerta, con 4.000 metros de largo, la misma longitud de la Avenida 9 de Julio de una punta a la otra.
 
"Migrando, aumentamos la productividad de los pozos ocho veces y en un 40% la acumulada que tendrá durante toda su vida útil", agrega Bizzotto quien además asegura que los pozos perforados de manera horizontal pueden ser reutilizables, mientras que los verticales producen cada vez menos.
 
En cuanto al precio del crudo surgido de pozos horizontales, para calcularlo YPF adoptó una variable que sigue toda la industria mundial y se llama costo de desarrollo. Toma la inversión volcada en un pozo y la divide por los barriles que acumulará a lo largo de su vida útil.
 
Al mudar el estilo de perforación, ese valor se ubicaba en los u$s32 por barril mientras que en la actualidad llega a los u$s9 y el plan es bajarlo a u$s8 antes de que finalice el año. Se trata de un valor que le permite a YPF alcanzar el breakeven de un barril por debajo de los u$s40 por barril, aunque luego se le deban sumar los impuestos, las regalías y los gastos operativos.
 
"Mejoramos la eficiencia y la rentabilidad porque hicimos pozos más largos, tardamos cada vez menos, reducimos los costos, usamos geonavegación, tenemos nuestro propio mdelo de factoría para hacer la receta de manera competitiva", aclara Bizzotto en otro tramo de su presentación ante los periodistas invitados por YPF a recorrer la zona de Loma Campana.
 
Un área en la cual la petrolera volcó parte de los u$s2.000 millones invertidos en infraestructura para la construcción de salas de control y operaciones con alta tecnología, centros logísticos, gasoductos, plantas de arena y de tratamiento de agua, y oleoductos.
 
De hecho, sostiene que el escenario político tampoco podrá hacer fracasar el proceso al considerar que Vaca Muerta es el proyecto industrial más importante de la Argentina.
 
"Lo que hizo YPF es iniciar esto que debe ser una política de Estado, un tren que está andando y al que nadie se le va a poner delante", anticipa el ejecutivo.