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Theresa May cambió de estrategia ayer. O al menos esa fue la impresión que dio la primera ministra tras su breve discurso tras encerrarse con sus ministros durante más de ocho horas para intentar desencallar el Brexit. La «premier», que hace dos semanas había echado la culpa de todo a los diputados y se había mostrado desafiante, mutó en una líder conciliadora y que tiende puentes con la oposición, con la promesa de poder negociar en un futuro cuál será la relación con la Unión Europea tras el Brexit con el fin de eludir una salida abrupta del club comunitario.
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Theresa May cambió de estrategia ayer. O al menos esa fue la impresión que dio la primera ministra tras su breve discurso tras encerrarse con sus ministros durante más de ocho horas para intentar desencallar el Brexit. La «premier», que hace dos semanas había echado la culpa de todo a los diputados y se había mostrado desafiante, mutó en una líder conciliadora y que tiende puentes con la oposición, con la promesa de poder negociar en un futuro cuál será la relación con la Unión Europea tras el Brexit con el fin de eludir una salida abrupta del club comunitario.
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