Lopetegui trató de imponer una nueva agenda en la que se destacan las obras de transporte para el shale gas de la cuenca neuquina.
Fuente: La Mañana de Neuquen
   
El secretario de Energía de la Nación, Gustavo Lopetegui, convocó presuroso la Mesa Vaca Muerta en medio de la crisis por la nueva versión a la baja del subsidio al shale gas de Vaca Muerta. Estaba la multitudinaria manifestación de los petroleros en Añelo como antecedente. Para ese entonces nadie en su sano juicio en Neuquén pensaba en una crisis de magnitud como la que era posible avizorar en el horizonte a finales de 2016. La baja de tres equipos de Tecpetrol, sin embargo, marcó el peor clima de la cuenca neuquina en dos años, con el riesgo -en principio disipado- de que decenas de trabajadores quedaran sin sus puestos de trabajo. El nuevo secretario de Energía, junto a las operadoras, trató de aplacar los ánimos y garantizó que ese peor escenario por el momento no se reeditaría. Así los tres equipos que el brazo petrolero del grupo Techint iba a dejar de utilizar serían reutilizados por otras compañías.
 
El gobierno nacional busca recuperar algo de la iniciativa, impactado como está por el cambio de reglas en una industria en la que decir una cosa y hacer otra diferente se suele pagar.
 
Así, Lopetegui llevó a esa mesa algo que había adelantado al gobierno provincial: la licitación de un ducto troncal para la cuenca neuquina, que, como él mismo lo viene diciendo, dará respuestas al futuro crecimiento de la producción shale de la cuenca neuquina, que en 2018 alcanzó valores que no se registraban hacía casi una década. Así trazó parte de lo que podría llegar a ser una perspectiva de mediano plazo, y que también incluyó una mención, de acuerdo con lo que dijo el secretario general del gremio petrolero, Guillermo Pereya, a la posible construcción de una planta de licuefacción para el gas natural de Vaca Muerta.
 
Al mismo tiempo, se habla desde hace algunos días de la aplicación por parte del gobierno nacional de algún tipo de incentivo a la producción de gas, para los meses del invierno, los de mayor demanda. Queda por ver qué de todo este paquete que llevó el nuevo secretario a la mesa creada para resolver buena parte de los conflictos e inquietudes de todos los sectores de la industria puede concretarse. Con todo, hay un amplio consenso en que sin los nuevos ductos no hay una proyección de gran escala para Vaca Muerta, que necesita de un plan de infraestructura de corto y mediano plazo para poder llegar a los mercados que demandarán GNL, como el chino y el japonés, los dos principales compradores del mundo, al menos por algunas décadas más. Es decir, esas obras podrían ser un reaseguro para nuevas colocaciones de la cuenca neuquina, acentuando el ciclo de bonanza que se vivió en los dos últimos años en la provincia. Pero también es una forma de lograr que menos dólares se sigan yendo a la compra de energía, aliviando la recurrente presión sobre los dólares del Banco Central y los efectos inflacionarios.
 
La misma semana en la que se convocó a la mesa de Vaca Muerta, Lopetegui hizo un viaje relámpago a Santa Cruz de la Sierra para lograr en los papeles un nuevo acuerdo de compra del gas boliviano. Se comprará menos fluido. En Nación se apuraron a festejar que este nuevo acuerdo implicará un ahorro de 460 millones de dólares en dos años. Esto es una buena noticia para la cuenca neuquina, pero otra vez plantea la necesidad de más desarrollo de infraestructura. Tirar los caños implica alcanzar ese tan mentado autoabastecimiento energético, que de a ratos se topa con esa moneda recurrente de los obstáculos autoimpuestos.