FUENTE: PÁGINA SIETE
Pese al respaldo político que brinda Bolivia a Venezuela, en el plano comercial las cosas no son de las mejores, las exportaciones a ese país cayeron de un pico de 341 millones de dólares en 2010 a sólo 1 millón de dólares en 2018 (datos a noviembre). Es decir un descenso de 99,7%, mientras que las importaciones se contrajeron de 526 millones de dólares en 2011 a sólo dos millones de dólares el año pasado (99,6% menos), según datos oficiales elaborados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
Los principales productos exportados el año pasado a Venezuela fueron confecciones textiles, productos de madera y combustibles, mientras que Bolivia importó principalmente úrea, tractores, cacao en polvo, mezclas bituminosas y azufre.
En el pasado, las oleaginosas (soya y sus derivados) representaron el grueso de las exportaciones, mientras que el diésel fue el principal producto comprado. Un mercado prometedor En 2008, cuando se suspendieron las preferencias arancelarias que Estados Unidos otorgaba a Bolivia por la vía de la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Drogas (ATPDEA), los gobiernos de Bolivia y Venezuela impulsaron el intercambio comercial en el sector textil y manufactura, como parte de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Según información de la Embajada de Venezuela en Bolivia, este tipo de acuerdos permitió aumentar la reciprocidad entre ambos países en un 300% durante el período 2006-2010, pero el comercio decreció desde 2012.
“La explicación de este fenómeno tiene que ver con la debacle económica de Venezuela, y con las trabas que se impusieron desde el principio para las importaciones en ese país”, explicó el gerente del IBCE, Gary Rodríguez. Añadió que el Gobierno obligaba a los empresarios venezolanos a importar solo productos que no eran disponibles en ese país o que tengan una producción limitada.
“Esto se convirtió en una barrera para nuestro país y para otros para poder vender nuestros productos con regularidad como se hacía cuando Venezuela formaba parte de la Comunidad Andina de Naciones (CAN)”, precisó.
Por otra parte se sumaron problemas de pago debido a las restricciones para obtener divisas en el país bolivariano, lo que repercutió en mayores problemas para las exportaciones nacionales, sobre todo en el caso de los textiles. “Hay que recordar lo que ha pasado con el sector textil cuando la mercadería que fue enviada no se pagó a tiempo, lo que retrasó pedidos y finalmente cerró ese mercado, todo por la falta de divisas para honrar los compromisos asumidos”, recordó Rodríguez. El gerente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (CANEB), Javier Hinojosa, señaló que hasta 2014, Bolivia exportaba alimentos, bebidas, pero ahora importa de ese país y las ventas de textiles se contrajeron.
El problema, dijo es que en ese mercado no pagan y no hay confianza y certidumbre. Incluso empresas estatales como Enatex tuvieron problemas como admitió en 2016 la exministra Teresa Morales. “Enatex consiguió 19 millones de dólares de pedidos y los privados en Venezuela depositaron en bolívares y ellos debían convertir y pagarme en dólares.
Mi planilla era de medio millón de dólares, en diciembre me costó pagar el doble aguinaldo. Yo quedaba sin liquidez para pagar sueldos y salarios, si hubiesen pagado los 19 millones no hubiese existido problema”, precisó.
Pese al respaldo político que brinda Bolivia a Venezuela, en el plano comercial las cosas no son de las mejores, las exportaciones a ese país cayeron de un pico de 341 millones de dólares en 2010 a sólo 1 millón de dólares en 2018 (datos a noviembre). Es decir un descenso de 99,7%, mientras que las importaciones se contrajeron de 526 millones de dólares en 2011 a sólo dos millones de dólares el año pasado (99,6% menos), según datos oficiales elaborados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
Los principales productos exportados el año pasado a Venezuela fueron confecciones textiles, productos de madera y combustibles, mientras que Bolivia importó principalmente úrea, tractores, cacao en polvo, mezclas bituminosas y azufre.
En el pasado, las oleaginosas (soya y sus derivados) representaron el grueso de las exportaciones, mientras que el diésel fue el principal producto comprado. Un mercado prometedor En 2008, cuando se suspendieron las preferencias arancelarias que Estados Unidos otorgaba a Bolivia por la vía de la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Drogas (ATPDEA), los gobiernos de Bolivia y Venezuela impulsaron el intercambio comercial en el sector textil y manufactura, como parte de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Según información de la Embajada de Venezuela en Bolivia, este tipo de acuerdos permitió aumentar la reciprocidad entre ambos países en un 300% durante el período 2006-2010, pero el comercio decreció desde 2012.
“La explicación de este fenómeno tiene que ver con la debacle económica de Venezuela, y con las trabas que se impusieron desde el principio para las importaciones en ese país”, explicó el gerente del IBCE, Gary Rodríguez. Añadió que el Gobierno obligaba a los empresarios venezolanos a importar solo productos que no eran disponibles en ese país o que tengan una producción limitada.
“Esto se convirtió en una barrera para nuestro país y para otros para poder vender nuestros productos con regularidad como se hacía cuando Venezuela formaba parte de la Comunidad Andina de Naciones (CAN)”, precisó.
Por otra parte se sumaron problemas de pago debido a las restricciones para obtener divisas en el país bolivariano, lo que repercutió en mayores problemas para las exportaciones nacionales, sobre todo en el caso de los textiles. “Hay que recordar lo que ha pasado con el sector textil cuando la mercadería que fue enviada no se pagó a tiempo, lo que retrasó pedidos y finalmente cerró ese mercado, todo por la falta de divisas para honrar los compromisos asumidos”, recordó Rodríguez. El gerente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (CANEB), Javier Hinojosa, señaló que hasta 2014, Bolivia exportaba alimentos, bebidas, pero ahora importa de ese país y las ventas de textiles se contrajeron.
El problema, dijo es que en ese mercado no pagan y no hay confianza y certidumbre. Incluso empresas estatales como Enatex tuvieron problemas como admitió en 2016 la exministra Teresa Morales. “Enatex consiguió 19 millones de dólares de pedidos y los privados en Venezuela depositaron en bolívares y ellos debían convertir y pagarme en dólares.
Mi planilla era de medio millón de dólares, en diciembre me costó pagar el doble aguinaldo. Yo quedaba sin liquidez para pagar sueldos y salarios, si hubiesen pagado los 19 millones no hubiese existido problema”, precisó.