LOS TIEMPOS y AGENCIAS
Según Prado, en el encuentro se revalidó el compromiso del Gobierno para potenciar el aparato productivo y economía del departamento de Tarija, principal productor de gas. “Nuestro interés es poder ayudar a que se inyecten nuevos recursos en la región y, además, hacer que el departamento no dependa únicamente del gas”, manifestó.
Prado participó en una reunión que el presidente Evo Morales sostuvo con los empresarios de Tarija, en la que también estuvo el ministro de Justicia, Héctor Arce.
“Hemos tenido una muy buena reunión con la Federación de Empresarios de Tarija, hemos tenido la oportunidad de compartir varios de sus puntos de vista. La federación nos ha hecho conocer sus preocupaciones a nivel regional, hemos hablado de caminos, obras, la producción vitivinícola, y creemos que, después de este primer acercamiento, vamos a tener una agenda de trabajo”, explicó.
Prado añadió que una de las mayores preocupaciones del sector privado de Tarija es el contrabando, tomando en cuenta que es vecina de Argentina y Paraguay.
La caída del peso argentino no solamente redujo la actividad comercial en Yacuiba, puesto que, ante la crisis económica por la falta de empleo, también provocó una proliferación del contrabando de GLP y combustibles líquidos hacia el país vecino.
Por su parte, el secretario ejecutivo de la Federación de Gremiales de Yacuiba, Fortunato Choque, informó, en septiembre, que la actividad comercial en este municipio fronterizo prácticamente está desapareciendo, puesto que, ante la caída de la moneda argentina, se redujo la cantidad de visitas de turistas de ese país.
Según el dirigente, por una prenda de vestir que en Bolivia cuesta 90 bolivianos, los turistas deben pagar 600 pesos argentinos, situación que desmotiva e imposibilita las ventas.
Por su parte, la presidenta del Comité Cívico de Yacuiba, Nery Zurita, dijo que la falta de inversiones en Yacuiba los obliga a depender de la actividad comercial.
LA INDUSTRIA DEL VINO ESTÁ EN RIESGO
Los productores de vino de Tarija se sumaron a las batidas de control en la frontera con Argentina para evitar el ingreso de contrabando que pone en riesgo a la industria vitivinícola, producto de la crisis económica en ese país.