Fuente: Petroquimica
Hay 67 equipos de perforación activos en las cinco cuencas hidrocarburíferas de la Argentina. La Cuenca Neuquina acumula 38; es decir, un 56% de los rigs. Dentro de ella, la formación no convencional Vaca Muerta concentra 31 equipos; o sea, un 46% del total. Según datos divulgados por el Ministerio de Energía y Recursos Naturales de Neuquén, mientras que el número de unidades viene en baja a escala nacional, está en alza dentro del territorio provincial.
En febrero del año pasado, por caso, la Cuenca Neuquina albergaba 23 equipos, cifra que creció hasta los 31 en el mes de junio y cerró la temporada cerca de la treintena. En abril de esta temporada, en tanto, la cantidad de rigs habría crecido hasta los 34. Y al mes siguiente, a partir del renovado impulso de Vaca Muerta, dio otro salto para llegar a los actuales 38.De acuerdo con la cartera que conduce Alejandro Monteiro, de no mediar inconvenientes en el primer trimestre de 2019 se espera sumar otros 18 equipos para alcanzar un total de 56. Ese número supera al registrado por el país hace apenas un año y medio.
Una gran parte de los equipos que hoy están en marcha pertenecen a YPF. La petrolera controlada por el Estado nacional cuenta con 30 rigs en la Argentina, de los cuales 20 se desempeñan en la Cuenca Neuquina. La mayoría son de tipo walking o skidding. La intención de la empresa es adicionar entre nueve y 11 unidades de perforación en lo que resta de 2018. Tres de ellas se destinarán al bloque La Amarga Chica, entre cuatro y cinco irán a Loma Campana, y entre dos y tres operarán en Bandurrias Sur, bloques que prácticamente están listos para pasar a su fase de desarrollo masivo.
Tecpetrol, por su parte, dispone de dos equipos en Punta Senillosa y El Tordillo, y de seis en su principal bloque, Fortín de Piedra, donde proyecta ampliar la actividad en el corto plazo. Debe considerarse, por cierto, que los avances en materia de innovación y eficiencia hacen que cada equipo rinda más. O, dicho de otro modo, que no hagan falta tantos equipos para incrementar el desempeño productivo.
Shale y tight
Para traducir en pozos esta expansión de los equipos de perforación en la Cuenca Neuquina, en general, y en Vaca Muerta, en particular, conviene analizar el último informe confeccionado por la Dirección de Exploración, Explotación y Transporte de Hidrocarburos provincial.
Según este trabajo, durante el primer cuatrimestre del año se perforaron ni más ni menos que 98 pozos en suelo neuquino. Pero lo más significativo del caso es que tan sólo ocho tuvieron como destino la búsqueda de recursos convencionales, mientras que los restantes 91 pozos apuntaron directamente a hidrocarburos no convencionales, tanto en el rubro del shale como en el del tight.
En el primer cuatrimestre del año se perforaron 98 pozos en Neuquén. Tan sólo ocho tuvieron como destino la búsqueda de recursos convencionales, mientras que los restantes 91 pozos apuntaron directamente a hidrocarburos no convencionales.
Frente a este panorama, la industria se ilusiona con intensificar aún más los niveles de actividad en la cuenca. No obstante, parece difícil repetir un volumen de equipos como el alcanzado en 2014, cuando YPF llegó a operar 19 rigs tan sólo en Loma Campana.
Incidencia positiva
Un flamante relevamiento elaborado por dependencias del Ministerio de Energía y Minería y del Ministerio de Producción de la Nación enfatizó el aporte al crecimiento económico que significará el aprovechamiento de los hidrocarburos no convencionales de la Cuenca Neuquina.
Denominado ‘Desarrollo de Vaca Muerta: Impacto Económico Agregado y Sectorial’, el trabajo anticipa que la puesta en valor de la formación tendrá una fuerte incidencia positiva para las arcas nacionales hasta el año 2030.
En concreto, se proyecta que contribuya entre un 0,3% y un 0,4% con el crecimiento anual del Producto Bruto Interno (PBI) argentino, acumulando una expansión total de entre un 3,6% y un 4,8% en el citado lapso. Asimismo, se prevé que Vaca Muerta explique entre un 2,6% y un 5% del crecimiento anual de Neuquén, redondeando una contribución de entre un 31,2% y un 60% hasta 2030.