La decisión descarta a Bolivia como proveedora a futuro de la compra de 26 MMmcd de gas natural, el ducto actual no es suficiente.
FUENTE: PÁGINA SIETE

El Gobierno argentino desistió de terminar el Gasoducto del Nordeste Argentino (GNEA), obra concebida para importar gas boliviano cuando no había la generosa oferta potencial de Vaca Muerta, reportó el diario El Clarín. La determinación que Javier Iguacel tomó como ministro de Energía deja en suspenso el destino de un tendido en el que durante más de una década el Estado desembolsó casi 2.300 millones de dólares, el doble de su presupuesto original, a través de licitaciones en las que la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) identificó vicios que irían desde la falta de planificación a licitaciones amañadas y sobreprecios.

La decisión, según el diario argentino, descarta de hecho a Bolivia como proveedora a futuro de los 26 millones de metros cúbicos diarios comprometidos en un contrato que vence en 2026 y que algunos especialistas reivindican como “el más barato” de los importados.

En una columna de opinión Carlos Miranda, exsuperintendente de Hidrocarburos, señaló recientemente que los posibles volúmenes adicionales de gas boliviano no pueden ser transportados por el gasoducto del norte; por tanto, el GNEA era indispensable La decisión del Gobierno argentino también representa rescatar sólo parcialmente la enorme infraestructura esparcida por el nordeste a través de contratos dados de baja, aún sin la conclusión de las obras.

El GNEA fue licitado por tramos a partir de 2007 y debía estar terminado en 2009. Pero las sucesivas modificaciones y controversias con los oferentes de cada tramo extendieron los plazos y multiplicaron con creces su presupuesto inicial. Se trata de una obra pública que el otrora ministerio de Planificación decidió ejecutar en etapas, abriendo el juego a muchos oferentes, algunos de renombre, otros ignotos en el rubro y varios ahora complicados con la investigación sobre el dinero negro que empresas privadas pagaron a funcionarios. Entre ellas Vertúa, que debía ejecutar el primer tramo del ducto (EPC1), que en Salta permitiría conectar todo el tendido con la cuenca boliviana.

A pesar de los anticipos de dinero, el contratista no concluyó la tarea y en un concurso reciente, Ieasa (sucesora de la estatal Enarsa) relicitó ese fragmento a través de una compulsa que ganó la constructora de Techint. Pero la posibilidad de que Argentina sea superavitaria en gas, unida a las restricciones fiscales, hicieron que el Gobierno tomara la decisión de no construirlo.

El primer desafío oficial es dar un uso a los 3.018 kilómetros de caños, troncales y de aproximación, bajo pena de que se transformen en un monumento al despilfarro de fondos públicos. El renunciado titular de Enarsa, Hugo Balboa, había imaginado utilizarlo para almacenar el gas que sobra en verano Según Ieasa, hoy una porción del tendido se está utilizando para llevar gas por redes a una docena de localidades santafesinas y algo similar ocurriría con otras del Chaco.