El mayor accionista en las ferroviarias Oriental y Andina revela que tiene socios políticos bolivianos en algunas empresas. Además, participa en la compañía que construyó el teleférico en La Paz
FUENTE: EL DEBER

Si hay algo que caracteriza a Carlos Gill Ramírez (61) es que ve oportunidades donde otros fracasaron. Así, en 2014 el empresario paraguayo-venezolano decidió comprar a Genesee & Wyoming el 50% de las acciones de la Ferroviaria Oriental, una compañía que, según sus palabras, “estaba muy destruida”.

Al año siguiente fue el turno de la Ferroviaria Andina, que afirma que estaba en las mismas condiciones en manos del grupo chileno Luksic. Hoy los bolivianos, a través de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), conservan el 50% de la propiedad de los trenes.

En Ypané, pueblo distante 25 kilómetros de Asunción, Gill invirtió $us 20 millones para construir una planta de pinturas que fabrica varias marcas, entre ellas su línea Montana. Eligió el segundo piso de la compañía para recibir a una decena de periodistas bolivianos que invitó para hablar tanto de su trayectoria empresarial como de su relación con los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Venezuela, Nicolás Maduro. Desde 1996, Gill preside la junta directiva de Corimón, empresa venezolana dedicada a la producción y venta de una gran diversidad de productos industriales. Sus inversiones también están en banca, seguros y comercio.

Entre las empresas que maneja están Firestone, Vencerámica, el canal español Vme Tv, la revista Hola de Venezuela, el periódico venezolano El Nacional, el diario digital El Navío, el sistema y arquitectura de los teleféricos de La Paz y El Alto, Montana y Wendy’s. SIGA LEYENDO...