Saúl Escalera, Hugo Del Granado, Francesco Zaratti y Bernardo Prado, a su turno describen como una gran oportunidad perdida a la política hidrocarburífera del Gobierno.
FUENTE: EL DÍA

Por un descuido absoluto en la exploración, la politización del sector, el marcado extractivismo del gas natural en desmedro de la diversificación y la petroquímica por incapacidad para ejecutar proyectos de industrialización, el incumplimiento en la certificación de reserva, entre otros, cuatro expertos nacionales afirman que el país va camino hacia una crisis gasífera. Los motivos tienen que ver, atribuyen los analistas, a una ausente política hidrocarburífera desarrollada a lo largo de 12 años del gobierno de Evo Morales, más aún cuando el país gozó de millonarios e históricos ingresos económicos, para cambiar el rumbo de la historia socioeconómica del país. "La crisis de producción de gas natural en Bolivia se verá tan pronto como en cinco años, si se mantiene el actual volumen de exportación a Brasil y Argentina", afirma Saúl Escalera, experto en pretroquímica. Francesco Zaratti, analista del sector, anticipa que si no se dan nuevos y casi milagrosos descubrimientos en los próximos meses y años, "la política equivocada del Gobierno nos llevará al colapso del sector", precisó.

En cambio, el ingeniero químico, Hugo Del Granado, asegura que la crisis ya se siente por la declinación de la producción en los campos gasíferos y los incumplimientos de los contratos con Argentina y Brasil. "La crisis de producción de gas la vivimos hoy con un déficit pronunciado de producción que se traduce en incumplimiento de los contratos de exportación y desabastecimiento de la planta separadora Gran Chaco", apuntó. El Gobierno dice una y la realidad es otra. El 6 de junio, Luis Alberto Sánchez, ministro de Hidrocarburos, a tiempo de comparecer ante una petición de informe oral en la Cámara de Senadores, desestimó cualquier situación de crisis en el sector. Es más, con datos en mano, entre muchos logros de estos 12 años de gestión del gobierno de Evo Morales, destacó que las exportaciones de gas a Brasil y Argentina, han generado ingresos por cerca de $us 35.000 millones, de los cuales por renta petrolera acumulada entre el 2006 y 2017 se tiene $us 9.000 millones frente a $us 2.900 millones generados entre 1994 y 2005. "No se puede hablar de crisis", apuntó.

En respuesta a toda esa situación los expertos en el tema, a los que el Gobierno en reiteradas oportunidades los ha calificado y minimizado como “simples opinadores”, describen que la política hidrocarburífera ha sido manejada de manera “improvisada, miope, ideologizada y patética”. Zaratti complementa y describe cada una de ellas, al citar que la acción del Gobierno y de YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos) ha sido improvisada, porque no hubo una política integral de desarrollo de la industria. Miope, porque no vio más allá de los beneficios inmediatos y no previó las situaciones que se están dando en cuanto a producción, reservas y mercados. Ideologizada, porque se hicieron cosas solo por cumplir con un plan de gobierno sin pie ni cabeza, como en el caso de la industrialización.

"Y patética, por las declaraciones ridículas de las autoridades del ramo acerca de las fallas en la planta de Bulo Bulo o de los fracasos de la exploración", afirma. Para Del Granado el gran daño que se ha hecho a la industria petrolera en estos 12 años ha sido el estatismo secante impuesto, monopolizando la toma de decisiones en manos de YPFB y evitando el acceso a la participación privada. "Esta política introdujo nuevos desequilibrios que ha contribuido al rezago de la industria en todos sus eslabones", precisó. En tanto, Escalera, a tiempo de citar que el presidente Evo Morales tuvo en sus manos la gran oportunidad de transformar la matriz energética del país vía la industrialización a través de la petroquímica y con ella la diversificación a partir del gas, lo desaprovechó.

"El mayor error del Gobierno fue el no implementar plantas petroquímicas para industrializar el gas natural, con el objetivo de elaborar productos petroquímicos de mayor agregado y obtener mayores ingresos para el país, en vez de vender materia prima (gas natural) a precios irrisorios", argumenta Escalera. Con respecto a la bonanza. Si la exportación de gas a Brasil y Argentina, entre el 2006 y 2017 reportó $us 35.000 millones de ingresos al país, como hace días citó el ministro Sánchez, los expertos en el tema aseguran que dichos ingresos históricos sencillamente no fueron bien aprovechados. "Se priorizó el gasto o la inversión insulsa, en lugar de fortificar sólidas alianzas con todos los actores del sector", dice Zaratti.

Del Granado observa que el año 2009 se sugirió la creación de Fondo de Ahorro e Inversión con los ingresos adicionales para promover la diversificación económica. "Esta ausencia hizo que los ingresos de la bonanza no hayan sido aprovechados de manera eficiente.

Las inversiones de YPFB, especialmente en el campo exploratorio han sido improductivas porque no han arrojado resultados positivos", enfatizó. Escalera, lamenta que el Gobierno en 12 años se dedicó a conducir un marcado “extractivismo del gas natural” en lugar de crear polos de desarrollo con plantas petroquímicas basadas en el gas natural. "El actual modelo boliviano sigue prisionero de la ilusión de considerar al extractivismo como única vía principal para nuestro desarrollo; predomina el modelo regresivo de financiación del Estado, principalmente del consumo; sin embargo, esos periodos de auge no han logrado modificar el carácter débil de Estado", describe el experto.

La certificación que se hace esperar. La certificación de reservas, que según la Ley de Hidrocarburos vigente, debe realizarse periódicamente cada año, desde el 2013 está detenida. Retrospectivamente, según YPFB y la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), la cuantificación y certificación de las reservas nacionales efectuada por la empresa Ryder Scott en diciembre de 2009 precisa la existencia de 9,94 TCF (Trillones de pies cúbicos por sus siglas en inglés) de reservas probadas de gas natural. Por entonces se mencionó que junto a 13,65 TCF de reservas probables y posibles ascienden a un total de 19,9 TCF y por lo cual cubren toda la demanda generada por el mercado interno boliviano y los compromisos de exportación con Brasil y Argentina, inclusive hasta el año 2026.

En cambio, en 2013, otro estudio de certificación daba cuenta de 10,45 trillones de pies cúbicos TCF. De esa fecha hasta hoy, no hay certezas y declaraciones oficiales que estiman reposición de reservas por 0,8 TCF año. En febrero de este año 2018, Sánchez informó que el consorcio extranjero Sproule International Limited se adjudicó la licitación para la cuantificación y certificación de las reservas de hidrocarburos de Bolivia.

El estudio se dijo que tendrá costó de $us 750.000, y el mismo debería ser entregado para mayo de este año, el mismo fue postergado para el mes de septiembre. Según expertos preocupa que YPFB siga esperando dicho informe final. "La fecha aún no se conoce y menos la realidad de sus reservas de gas natural", dice Escalera. "No hay justificación para que sea demorado dada la urgencia del país de saber de cuánto gas se dispone", señaló Del Granado. Zaratti cierra la preocupación al citar que el Gobierno está dando largas a la certificación prevista al 31 de diciembre de 2017, por lo que estima que dichos resultados serán dados hasta diciembre de este año.

"Debía y podía haberse conocido el informe de Sproule en abril, pero por motivos que no se dicen, pero que todos saben, se retrasa el informe con la esperanza de hallar algún campo que permita atenuar el descenso de las reservas recorriendo la fecha de certificación", finalizó. Mejora en los contratos es visto como un acierto El único acierto del gobierno de Evo Morales en el rubro de hidrocarburos, según expertos, fue la aprobación del Decreto Supremo No. 28701 del 13 de mayo, 2006, que nacionalizó los hidrocarburos aprobado por el Gobierno de Bolivia.

El aporte de este Decreto de Nacionalización en 12 años ha permitido alcanzar cifras récord de producción y de ingresos económicos. Sin embargo, los efectos de esa nacionalización no alcanzaron los retos de una verdadera transformación social y económica del país, dicen los consultados por El Día. Los desaciertos

• Extractivismo. Según el experto en petroquímica, el Gobierno en los últimos 12 años logró consolidar una economía estatal bastante fuerte en base a las exportaciones de materias primas sin valor agregado como los minerales y especialmente el gas natural. En este último, las políticas de industrialización fueron llevadas a destajo. " En época de bonanza solo ha podido resolver medianamente las demandas y expectativas de la sociedad, tanto en términos individuales como colectivos".

• Entidad. Escalera da cuenta que fue una pésima decisión del presidente de YPFB de entonces, Carlos Villegas (fallecido), que el año 2010 unilateralmente decidió cerrar la Gerencia Nacional de Industrialización (GNI) con sede en Cochabamba. "Villegas ordenó su traslado a Santa Cruz como un apéndice de la Gerencia de Plantas de Separación de YPFB en julio 2010", señala.

• Incapacidad. A la fecha, señala Escalera, que se ha constatado que YPFB no ha respondido al difícil encargo de industrializar el gas natural en polos de desarrollo del país, debido a que no es en realidad su negocio ni tiene experiencia en plantas petroquímicas, cuando la misma debió ser encargado a la Empresa Boliviana de Industrialización de Hidrocarburos (EBIH) la misma se truncó por el D.S. 0922 de junio 2011.

• La CITH. Según Escalera, en abril de 2006, la Gerencia Nacional de Industrialización (GNI) de la estatal petrolera, propuso a los ejecutivos de YPFB la creación del Centro de Innovación Tecnológica en Hidrocarburos (CITH). La finalidad fue desarrollar nuevos productos y procesos patentables que permitan a YPFB ser altamente competitiva entre las empresas de hidrocarburos de Sudamérica y el mundo. El financiamiento requerido para el CITH era de $us 3 millones. Según Escalera, lamentablemente, los presidentes de YPFB y los ministros del sector, hasta hoy nunca han tenido la voluntad política de aprobar el proyecto de creación del CITH.

• Errores técnicos. Escalera, de manera puntual, señala que YPFB cometió errores conceptuales y técnicos en el diseño del Proyecto de Planta de Propileno y Polipropileno que está ubicado en la localidad de Palmar Chico en el municipio de Yacuiba del departamento de Tarija. "YPFB realizó un sobre-dimensionamiento de la planta, porque esperaban que Argentina iba a comprar más gas seco y eso no ha ocurrido; segundo, es un absurdo que la fabricación de polipropileno se base en la producción de GLP", señala. El experto argumenta que al momento, “no podemos pensar en proyectos de industrialización si no sabemos si hay reservas de gas".

• Esperanzas. Escalera no concibe cómo Bolivia se pudo dar el lujo de dejar pasar una década prodigiosa para encarar la industria petroquímica, dado que está en la cúspide de la industria hidrocarburífera mundial; pero ella requiere de una armonizada y coordinada concurrencia de materias primas y conocimiento de tecnologías de transformación por gente profesional altamente especializada. "Lo cual no quiere decir que no hay profesionales en el país, hay recurso humanos suficiente en formación que solo espera una oportunidad", finalizó.

Punto de vista

La otra gran preocupación debe ser el contrato con Brasil' Bernardo Prado Analista energético "A todas las consideraciones que se tiene a lo que fue la política hidrocarburífera hasta el momento, la otra gran preocupación para el país se cierne sobre el contrato de venta de gas al Brasil, en un contexto demasiado crítico en el que nos encontramos como país.

En el contexto en el cual nosotros dependemos de las exportaciones de gas, lo que más nos tiene que preocupar es cómo negociamos el contrato de exportación de gas al Brasil a partir del 2019. Las condiciones de ninguna manera van a ser las mismas que hace 20 años. En este caso Brasil lo que tiene es la sartén por el mango, ha cambiado la figura. Y Bolivia necesita gas mucho más que lo que Brasil necesita de nosotros, ese es el dilema actual al que el Gobierno parece no darse cuenta o no muestra una política definida al respecto. En ese contexto el tema es el siguiente: en qué condiciones vamos a poder renegociar el contrato con el Brasil en el sentido de volúmenes, precios y penalidades.

Eso es lo que más nos debe preocupar y sobre el cual debemos enfocarnos, dado que el país depende de la exportación del gas. Lo preocupante, hasta el momento no hay señales claras de que se esté negociando un nuevo contrato de renovación entre YPFB y Petrobras, aparentemente va a ser solo privados. Estamos en una situación crítica, cuando la brecha se está achicando en términos de tiempo. Por eso es urgente ver en qué condiciones vamos a renovar dicho contrato a dicho país".