Los inversores en las principales compañías de petróleo y gas en el mundo prevén ganancias inesperadas por el aumento de precios del crudo, conforme el sector se encamina a su desempeño financiero más sólido en una década, a la vez que mantiene un control estricto de los gastos.
FUENTE: LOS TIEMPOS

Varias empresas, incluyendo Total y BP, ya han lanzado programas de recompra de acciones. Royal Dutch Shell se está preparando para hacer lo mismo, señalando que la industria está presionando para mejorar el rendimiento de los inversores, conforme se recupera de una larga recesión.

Lydia Rainforth, analista de Barclays, dijo en un informe que los grupos integrados de petróleo y gas de Europa estaban en proceso de generar un exceso de flujo de caja libre por primera vez desde 2008. Los grupos estadounidenses, como ExxonMobil y Chevron, también se están beneficiando del repunte de los precios del petróleo más rápidamente de lo esperado debido a la creciente demanda mundial, las interrupciones del suministro en Venezuela y las tensiones políticas en Medio Oriente.

El crudo Brent, el índice de referencia internacional, alcanzó 80 dólares por barril la semana pasada por primera vez desde 2014. Muchos productores de petróleo están generando más efectivo libre a los precios actuales que a 100 dólares por barril antes de que el mercado se desplomara hace cuatro años.

Esto se debe a los profundos recortes de costos durante la recesión: el promedio de gastos operativos por barril ha caído en un tercio y los costos de desarrollo se han reducido en 50 por ciento desde 2014. La mayoría de las petroleras ahora puede cubrir dividendos y gastos de capital a precios de alrededor de 50 dólares por barril, lo que significa que, a 80 dólares, pueden obtener un superávit saludable. Tras haber pasado la recesión luchando por equilibrar los libros de contabilidad, los ejecutivos petroleros se están ajustando a un nuevo entorno en el que enfrentan opciones sobre cómo usar el dinero adicional.

El mensaje de la mayoría ha sido consistente: la industria no volverá al gasto desbocado de la era del petróleo de 100 dólares. En cambio, las empresas se están enfocando en la reducción de la deuda y la rentabilidad de los accionistas.

Las deudas aumentaron drásticamente durante la recesión a medida que las empresas obtuvieron préstamos para evitar recortar los dividendos, y el apalancamiento sigue siendo elevado. Shell, por ejemplo, redujo la deuda neta en 10 mil millones de dólares en el último año, pero aún debe 66 mil millones, una relación deuda-capital de 25 por ciento. Jessica Uhl, directora financiera de Shell, indicó el mes pasado que quería alcanzar una relación deuda-capital más cercana a 20 por ciento antes de iniciar el programa de recompra de acciones de 25 mil millones de dólares.

El reciente aumento en los precios del petróleo ha aumentado las expectativas de los inversionistas de que esto ocurra en la segunda mitad de este año. BP dijo este mes que también estaba priorizando la reducción de la deuda después de anunciar un aumento de 71 por ciento en las ganancias del primer trimestre.

Pero Brian Gilvary, director financiero, dijo que el grupo comenzaría a buscar opciones para nuevas recompras de acciones o un aumento de dividendos a medida que el balance mejore en la segunda mitad. Gilvary dijo que BP estaba comprometido a reducir su punto de equilibrio por debajo de 40 dólares por barril para 2021. Equinor, el grupo noruego previamente conocido como Statoil, expresó un compromiso similar. Se prevé que el aumento del gasto de las compañías petroleras nacionales en Asia y Medio Oriente elevará el gasto de capital de toda la industria en un 11,5 por ciento este año, según BMI Research.

Sin embargo, los grupos petroleros internacionales cotizados en bolsa como Shell y BP parecen estar contrarrestando esta tendencia con una disminución combinada de 1,1 por ciento. Esto refleja un enfoque cada vez más selectivo hacia nuevos proyectos.

Las empresas sólo están implementando los más rentables y solamente después de haber reducido los costos al máximo.

Shell, por ejemplo, redujo la mitad del presupuesto para su desarrollo Kaikias en el Golfo de México antes de darle luz verde el año pasado, simplificando los diseños y regateando con los proveedores. “La industria ha pasado por un importante cambio de mentalidad”, dijo Andrew Smart, director general de la división energética de Accenture, la consultoría.

“Durante la era del petróleo de 100 dólares, nada era demasiado difícil o costoso; cada objetivo valía la pena. Las empresas ahora están exponiendo las inversiones a un mayor rigor comercial”. Algunos analistas temen que la restricción del gasto haya ido demasiado lejos. “La gran pregunta es si la industria está realmente gastando lo suficiente”, dijo Angus Rodger, director de investigación en Wood Mackenzie.

“No podemos confiar en pequeños proyectos para siempre”. Otros argumentan que los presupuestos ajustados están aquí para quedarse ya que las principales empresas de petróleo y gas enfrentan una creciente competencia de los abundantes recursos de esquisto de Estados Unidos, así como del cambio a largo plazo hacia tecnologías más limpias como la energía renovable y los vehículos eléctricos. “Las empresas necesitan mantener máxima flexibilidad para competir con el esquisto y el máximo margen financiero para construir nuevos modelos comerciales”, dijo Smart. “Ahora estamos en un paradigma diferente que en los anteriores ciclos del petróleo”.