Fuente: Cronista
David Sheppard, Michael Mackenzie y Roger Blitz Para inversores y mercados el foco de esta semana estará puesto en si los precios del petróleo prolongan su actual recuperación, si bien la dirección del dólar estadounidense y de los mercados emergentes dominarán las pizarras bursátiles. ¿Cuál es el pico para los precios del crudo? Hace doce meses eran en el sector petrolero pocos estaban dispuestos a apostar a que los valores del crudo se mantendrían constantemente por encima de u$s 60 el barril. Esta semana, algunos operadores y analistas empiezan a hablar abiertamente sobre el regreso del barril a u$s 100.
El crudo Brent llegó a u$s 78 el barril la semana pasada después de que EE. UU. se retiró del acuerdo nuclear con Irán y volvió a imponer sanciones al tercer productor más grande de la OPEP. Los precios ahora se encuentran en su nivel más alto desde 2014, año en que el surgimiento de la industria del shale saturó el mercado y llevó a muchos a creer que ya no habría precios de tres dígitos. El alza, muchos creen, puede continuar. Los pronósticos en cuanto al impacto que tendrán las sanciones a Irán son amplios; señalan que el recorte de la producción podría ser desde 200. 000 barriles diarios hasta 1,5 millones b/d. La demanda ha sido increíblemente sólida, impulsada por una economía global que está creciendo a su ritmo más rápido desde 2008. La reducción de la oferta proveniente de la OPEP y de Rusia superó las expectativas, con un puñado de miembros –especialmente Venezuela– que disminuyeron su producción mientras luchan para detener la precipitosa disminución de su capacidad de bombear crudo.
También, existe el riesgo de que EE. UU. sancione los barriles restantes de Venezuela porque rechaza una elección en ese país. Del lado de la oferta, la producción de shale norteamericano aumenta a medida que los precios se recuperan. Pero el mercado rápidamente llegó a la conclusión de que ese rincón de la industria no puede mantener abastecido al mercado. El comodín es la respuesta que tiene el presidente Donald Trump para el alza de los precios de la nafta. Su administración ya se apoya en Arabia Saudita –el único proveedor con significativa capacidad de producción ociosa– para asegurarse de que los precios del crudo no se les vaya de las manos. Pero con Riyadh haciendo equilibrio entre una frágil alianza petrolera con Rusia y su propia necesidad de elevar sus ingresos, no queda claro qué tan ansioso estará el reino por detener la suba. Por ahora, hay que esperar más fuegos artificiales en los mercados de petróleo y –tal como sucedió en los últimos 12 meses– más sorpresas. ¿El alza del dólar se tomará un respiro? La incesante suba de la moneda estadounidense desde mediados de abril se detuvo la semana pasada, y el próximo escenario de la asignación de activos dependerá en gran medida de si ésta es o no una pausa en la tendencia alcista de la moneda de reserva. El reciente retroceso del dólar ayudó a suavizar un poco la presión en las zonas más frágiles de los mercados emergentes. Y el dólar más débil ayudó a que el S&P 500 cierre por encima de su pico de abril la semana pasada. El argumento de que se extenderá el rebote de los activos de riesgo depende de que el dólar se mantenga quieto, un resultado vulnerable si los próximos datos de crecimiento en EE. UU. muestran una mayor divergencia con los de la eurozona y otras zonas del mundo. Cualquier evidencia de una economía norteamericana con mayor expansión que prolonga el actual ciclo económico será un poderoso viento en contra para el dólar. ¿La falta de liquidez generará más presión sobre las monedas del mercado emergente? El resurgimiento del dólar se siente en todo el mundo cambiario, pero las divisas del mercado emergente están sintiendo una particular tensión. Parte de su debilidad se ve exacerbada por problemas de liquidez, particularmente por los movimientos pronunciados en el peso argentino, los cuales llevaron al gobierno a iniciar negociaciones con el FMI para obtener ayuda financiera. La caída del peso “se intensificó debido a la baja liquidez dentro de una liquidación general de mercados emergentes”, dijo Win Thin de Brown Brothers Harriman. Algunos operadores información que la liquidez del peso había sido “terrible”. El Banco de Pagos Internacionales el año pasado mencionó que el volumen negociado del mercado cambiario en monedas latinoamericanas había disminuido entre 2013 y 2016 por muchas razones, incluyendo cambios estructurales, condiciones financieras más ajustadas e incertidumbre política.
Lo que les preocupa a los inversores es si los problemas de Argentina pueden circunscribirse al país o si se extenderán a otras partes del mercado emergente. “Hay países del mercado emergente donde los fundamentals son buenos, pero igual se ven grandes movimientos de precios”, dijo Kiran Kowshik, estratega de divisas del mercado emergente en UniCredit Bank. “Cuando se ve comprometida la liquidez, ahí quedan reflejados los movimientos del mercado que no están tan alineados con los fundamentals”. La principal cuestión para los inversores de mercados emergentes es la actitud frente al riesgo pero eso se complica si la liquidez les impide retirar las inversiones cuando quieran hacerlo. ¿Podría un 3% representar el tope del ciclo para los rendimientos de bonos del Tesoro a 10 años? En las últimas semanas, dos veces los bonos a 10 años superaron el 3% y en las dos oportunidades los compradores elevaron los precios y bajaron los rendimientos. Una sólida subasta por u$s 25. 000 millones de notas a 10 años, que se llevó a cabo la semana pasada, apuntaló la sensación de que hay interés de los inversores en comprar bonos del Tesoro a los actuales rendimientos, pese a que aumentó el tamaño de la subasta. Los temores por la inflación, un impulsor clave del valor de los bonos a más largo plazo, también están disminuyendo. El índice de precios al consumidor mes contra mes se moderó en cada uno de los últimos tres meses. “La idea de que 3% es un nivel importante en el mercado de bonos del Tesoro realmente se hace sentir”, dijo Ian Lyngen, director de estrategias con tasas en BMO Capital Markets. “Parece que hubo una moderación de las opiniones pesimistas en el mercado”, agregó. En lo que va del año, el rendimiento a dos años subió 65 puntos básicos a 2,53%, mientras que el de 10 años trepó 55 puntos básicos a 2,95%.
El crudo Brent llegó a u$s 78 el barril la semana pasada después de que EE. UU. se retiró del acuerdo nuclear con Irán y volvió a imponer sanciones al tercer productor más grande de la OPEP. Los precios ahora se encuentran en su nivel más alto desde 2014, año en que el surgimiento de la industria del shale saturó el mercado y llevó a muchos a creer que ya no habría precios de tres dígitos. El alza, muchos creen, puede continuar. Los pronósticos en cuanto al impacto que tendrán las sanciones a Irán son amplios; señalan que el recorte de la producción podría ser desde 200. 000 barriles diarios hasta 1,5 millones b/d. La demanda ha sido increíblemente sólida, impulsada por una economía global que está creciendo a su ritmo más rápido desde 2008. La reducción de la oferta proveniente de la OPEP y de Rusia superó las expectativas, con un puñado de miembros –especialmente Venezuela– que disminuyeron su producción mientras luchan para detener la precipitosa disminución de su capacidad de bombear crudo.
También, existe el riesgo de que EE. UU. sancione los barriles restantes de Venezuela porque rechaza una elección en ese país. Del lado de la oferta, la producción de shale norteamericano aumenta a medida que los precios se recuperan. Pero el mercado rápidamente llegó a la conclusión de que ese rincón de la industria no puede mantener abastecido al mercado. El comodín es la respuesta que tiene el presidente Donald Trump para el alza de los precios de la nafta. Su administración ya se apoya en Arabia Saudita –el único proveedor con significativa capacidad de producción ociosa– para asegurarse de que los precios del crudo no se les vaya de las manos. Pero con Riyadh haciendo equilibrio entre una frágil alianza petrolera con Rusia y su propia necesidad de elevar sus ingresos, no queda claro qué tan ansioso estará el reino por detener la suba. Por ahora, hay que esperar más fuegos artificiales en los mercados de petróleo y –tal como sucedió en los últimos 12 meses– más sorpresas. ¿El alza del dólar se tomará un respiro? La incesante suba de la moneda estadounidense desde mediados de abril se detuvo la semana pasada, y el próximo escenario de la asignación de activos dependerá en gran medida de si ésta es o no una pausa en la tendencia alcista de la moneda de reserva. El reciente retroceso del dólar ayudó a suavizar un poco la presión en las zonas más frágiles de los mercados emergentes. Y el dólar más débil ayudó a que el S&P 500 cierre por encima de su pico de abril la semana pasada. El argumento de que se extenderá el rebote de los activos de riesgo depende de que el dólar se mantenga quieto, un resultado vulnerable si los próximos datos de crecimiento en EE. UU. muestran una mayor divergencia con los de la eurozona y otras zonas del mundo. Cualquier evidencia de una economía norteamericana con mayor expansión que prolonga el actual ciclo económico será un poderoso viento en contra para el dólar. ¿La falta de liquidez generará más presión sobre las monedas del mercado emergente? El resurgimiento del dólar se siente en todo el mundo cambiario, pero las divisas del mercado emergente están sintiendo una particular tensión. Parte de su debilidad se ve exacerbada por problemas de liquidez, particularmente por los movimientos pronunciados en el peso argentino, los cuales llevaron al gobierno a iniciar negociaciones con el FMI para obtener ayuda financiera. La caída del peso “se intensificó debido a la baja liquidez dentro de una liquidación general de mercados emergentes”, dijo Win Thin de Brown Brothers Harriman. Algunos operadores información que la liquidez del peso había sido “terrible”. El Banco de Pagos Internacionales el año pasado mencionó que el volumen negociado del mercado cambiario en monedas latinoamericanas había disminuido entre 2013 y 2016 por muchas razones, incluyendo cambios estructurales, condiciones financieras más ajustadas e incertidumbre política.
Lo que les preocupa a los inversores es si los problemas de Argentina pueden circunscribirse al país o si se extenderán a otras partes del mercado emergente. “Hay países del mercado emergente donde los fundamentals son buenos, pero igual se ven grandes movimientos de precios”, dijo Kiran Kowshik, estratega de divisas del mercado emergente en UniCredit Bank. “Cuando se ve comprometida la liquidez, ahí quedan reflejados los movimientos del mercado que no están tan alineados con los fundamentals”. La principal cuestión para los inversores de mercados emergentes es la actitud frente al riesgo pero eso se complica si la liquidez les impide retirar las inversiones cuando quieran hacerlo. ¿Podría un 3% representar el tope del ciclo para los rendimientos de bonos del Tesoro a 10 años? En las últimas semanas, dos veces los bonos a 10 años superaron el 3% y en las dos oportunidades los compradores elevaron los precios y bajaron los rendimientos. Una sólida subasta por u$s 25. 000 millones de notas a 10 años, que se llevó a cabo la semana pasada, apuntaló la sensación de que hay interés de los inversores en comprar bonos del Tesoro a los actuales rendimientos, pese a que aumentó el tamaño de la subasta. Los temores por la inflación, un impulsor clave del valor de los bonos a más largo plazo, también están disminuyendo. El índice de precios al consumidor mes contra mes se moderó en cada uno de los últimos tres meses. “La idea de que 3% es un nivel importante en el mercado de bonos del Tesoro realmente se hace sentir”, dijo Ian Lyngen, director de estrategias con tasas en BMO Capital Markets. “Parece que hubo una moderación de las opiniones pesimistas en el mercado”, agregó. En lo que va del año, el rendimiento a dos años subió 65 puntos básicos a 2,53%, mientras que el de 10 años trepó 55 puntos básicos a 2,95%.