Fuente: Panorama
Venezuela, ante la corrupción imperante, la falta de mantenimiento e inversión en infraestructura en la petrolera estatal PDVSA, se ve obligada a importar nafta y diésel para su consumo interno. A la escasez de alimentos y medicinas, se suma el combustible, pese a tener la mayor reserva de petróleo.
La paralización de los centros procesadores de crudo implica menos recursos para la exportación de productos y mayor dependencia del combustible importado para el consumo interno, publicó el periódico opositor El Nacional que entrevistó al presidente de la Federación Única de Trabajadores Petroleros de Venezuela, Iván Freites.
Venezuela tiene una elevada dependencia de las ventas petroleras, que le proveen 96% de las divisas que ingresan a su ahora colapsada economía.
Bajo gobierno de Nicolás Maduro las importaciones se derrumbaron y la escasez de alimentos, bienes básicos y medicamentos se hizo crónica.
La capacidad de refinación de Pdvsa es de 1,3 millones de barriles diarios de petróleo, pero actualmente solo llegan a los 300.000 barriles al día, señala la publicación.
Mando militar
El gobernante socialista cedió el mando de la petrolera PDVSA a militares.
“Con su desacertada política, el gobierno destruyó en los últimos 16 años esta actividad medular que en el pasado generaba ingresos importantes de divisas al país por la exportación de productos refinados de alta calidad a mercados premium, como la costa este de Estados Unidos”, enfatizó Freites.
El dirigente precisó, además, que están paralizadas las operaciones en cuatro refinerías.
Venezuela es el primer productor de petróleo de América Latina, seguido de Brasil, México, Colombia y Ecuador.
Pero Maduro, que ha recibido la condena internacional por la crisis política y económica en su país, atribuye la situación al desplome de los precios del petróleo y a las sanciones de Estados Unidos.
Además, acusa a los empresarios de dirigir una “guerra económica” para socavar su administración.
La paralización de las refinerías de PDVSA tiene efecto sobre el costo de vida de los venezolanos, que sigue imparable. Según el Legislativo (opositor al régimen), aumentó 80% en febrero, mientras el FMI proyecta que este año la inflación llegue a 13.000%.