FUENTE: PÀGINA SIETE
El Gobierno realiza gastos corrientes como en la época de bonanza a costa de mayor endeudamiento, pese a que hay menores ingresos por el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y un estancamiento en la recaudación de impuestos nacionales, advirtió ayer la Fundación Jubileo.
“La bonanza ya acabó en 2015, la caída también ya se dio entre 2015 y 2017 y ya estaríamos en un nuevo rango de ingresos bastante menor y eso no es transitorio, sino la verdadera realidad. Estamos como alargando la bonanza, cuando se debería hacer una transición”, sugirió el investigador René Martínez, de la Fundación Jubileo. Para el experto, que hizo un análisis del Presupuesto General del Estado (PGE) 2018, el hecho de fijar un gasto corriente de 121.729 millones de bolivianos, similar al de 2017 (gráfica), a costa de la deuda externa, es no aceptar la realidad actual, con lo cual se pone en riesgo la sostenibilidad de las finanzas del país. “Hay que sincerarse e implementar otro tipo de políticas diferentes a la época de bonanza; las autoridades deben trazar otro tipo de medidas acordes a la realidad. Ahora lo que se tiene que hacer es priorizar inversiones que generen retorno y articular sector público-privado para que se desempeñen en la economía”, sugirió Martínez. Por ejemplo, citó que las arcas públicas se sostenían con los ingresos de los hidrocarburos, hecho que ahora ya no se da. El director de la institución, Juan Carlos Núñez, complementó que el crecimiento de la deuda externa conlleva intereses altos y amortizaciones a corto plazo.
“La deuda externa nos preocupa mucho como Jubileo, porque además ahora hay bonos soberanos. Si seguimos a este paso, que son 2.000 millones de dólares de deuda en 2017, estaríamos hablando que en unos tres años (2020) llegaremos a los límites permisibles de endeudamiento”, advirtió Núñez. Según Martínez, el crecimiento acelerado de las obligaciones incluso puede provocar la insostenibilidad en el mediano plazo y dejar un peso enorme para las futuras generaciones. En 2017 el nivel de la deuda externa creció en 5% del Producto Interno Bruto (PIB), es decir que se pasó del 20% al 25% del PIB. Aunque el porcentaje está debajo del límite internacional de 50% definido por la CAN. Jubileo también observa la menor inversión prevista por gobernaciones y municipios; mientras que las entidades del nivel central tienen mayor participación en la inversión total fijada para este año en el PGE 2018.
Déficit fiscal El Gobierno programó para este año un déficit fiscal de 8,3%, atribuido a una mayor inversión y no así a un crecimiento de los gastos. De los 22.503 millones de bolivianos que representa esa brecha, el 74% será financiado con recursos externos, y apenas 5.877 millones de bolivianos (26%) provendrán de recursos internos. Observan baja inversión en áreas que generan empleos La Fundación Jubileo cuestionó la baja inversión que se destinó este año a los sectores que generan empleos e ingresos para el país, pese a que la dinámica del principal sector que inyecta ingresos, hidrocarburos, descendió. “En total, solamente se fijó una inversión del 8,3% en los sectores que generan ingresos y empleo, y que significan los esfuerzos por aumentar la producción y diversificar la economía. Esta situación es bastante preocupante en un contexto en que la dinámica de los sectores extractivos como hidrocarburos ha caído”, señala un análisis del Presupuesto General del Estado 2018, titulado Después de la bonanza sube la deuda y sigue el gasto. En el documento oficial precisa que en los sectores productivos alternativos a hidrocarburos y minería, entre 2015 y 2018 se registra una disminución.
Es el caso del sector agropecuario, de 6,5% a 5,7%; y en industria y turismo, de 4,3% a 2,6%, lo que significa un total del 8,3%. Según Jubileo, el hecho refleja que no hay un cambio de matriz productiva a través de las inversiones del Estado. Mientras que se decidió priorizar en transporte con proyectos de caminos y otros, para lo cual se estableció el 32% de la inversión; en energía, el 17% y minería, 7%. Los tres sectores concentran el 56% de la inversión total. Para este año, el Ministerio de Economía programó un presupuesto de inversión pública de 6.210 millones de dólares, similar al presupuestado en 2017, que fue 6.189 millones de dólares.
No obstante, el año pasado la ejecución efectiva estuvo bastante por debajo del monto presupuestado, observó Jubileo, durante su análisis. Asimismo, en su evaluación del PGE 2018, la entidad advierte que los recursos de los gobiernos municipales disminuyó en al menos 42% comparada con el año 2014. Mientras que los departamentales bajaron su presupuesto a menos de la mitad. “La caída de ingresos de las subnacionales y disminución de inversiones debe ser un tema de vital atención de las autoridades nacionales, por los efectos económicos y sociales que generan en los sectores de educación, salud, saneamiento básico, agua potable y otros”, afirmó el investigador de Jubileo René Martínez durante su exposición.
El Gobierno realiza gastos corrientes como en la época de bonanza a costa de mayor endeudamiento, pese a que hay menores ingresos por el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y un estancamiento en la recaudación de impuestos nacionales, advirtió ayer la Fundación Jubileo.
“La bonanza ya acabó en 2015, la caída también ya se dio entre 2015 y 2017 y ya estaríamos en un nuevo rango de ingresos bastante menor y eso no es transitorio, sino la verdadera realidad. Estamos como alargando la bonanza, cuando se debería hacer una transición”, sugirió el investigador René Martínez, de la Fundación Jubileo. Para el experto, que hizo un análisis del Presupuesto General del Estado (PGE) 2018, el hecho de fijar un gasto corriente de 121.729 millones de bolivianos, similar al de 2017 (gráfica), a costa de la deuda externa, es no aceptar la realidad actual, con lo cual se pone en riesgo la sostenibilidad de las finanzas del país. “Hay que sincerarse e implementar otro tipo de políticas diferentes a la época de bonanza; las autoridades deben trazar otro tipo de medidas acordes a la realidad. Ahora lo que se tiene que hacer es priorizar inversiones que generen retorno y articular sector público-privado para que se desempeñen en la economía”, sugirió Martínez. Por ejemplo, citó que las arcas públicas se sostenían con los ingresos de los hidrocarburos, hecho que ahora ya no se da. El director de la institución, Juan Carlos Núñez, complementó que el crecimiento de la deuda externa conlleva intereses altos y amortizaciones a corto plazo.
“La deuda externa nos preocupa mucho como Jubileo, porque además ahora hay bonos soberanos. Si seguimos a este paso, que son 2.000 millones de dólares de deuda en 2017, estaríamos hablando que en unos tres años (2020) llegaremos a los límites permisibles de endeudamiento”, advirtió Núñez. Según Martínez, el crecimiento acelerado de las obligaciones incluso puede provocar la insostenibilidad en el mediano plazo y dejar un peso enorme para las futuras generaciones. En 2017 el nivel de la deuda externa creció en 5% del Producto Interno Bruto (PIB), es decir que se pasó del 20% al 25% del PIB. Aunque el porcentaje está debajo del límite internacional de 50% definido por la CAN. Jubileo también observa la menor inversión prevista por gobernaciones y municipios; mientras que las entidades del nivel central tienen mayor participación en la inversión total fijada para este año en el PGE 2018.
Déficit fiscal El Gobierno programó para este año un déficit fiscal de 8,3%, atribuido a una mayor inversión y no así a un crecimiento de los gastos. De los 22.503 millones de bolivianos que representa esa brecha, el 74% será financiado con recursos externos, y apenas 5.877 millones de bolivianos (26%) provendrán de recursos internos. Observan baja inversión en áreas que generan empleos La Fundación Jubileo cuestionó la baja inversión que se destinó este año a los sectores que generan empleos e ingresos para el país, pese a que la dinámica del principal sector que inyecta ingresos, hidrocarburos, descendió. “En total, solamente se fijó una inversión del 8,3% en los sectores que generan ingresos y empleo, y que significan los esfuerzos por aumentar la producción y diversificar la economía. Esta situación es bastante preocupante en un contexto en que la dinámica de los sectores extractivos como hidrocarburos ha caído”, señala un análisis del Presupuesto General del Estado 2018, titulado Después de la bonanza sube la deuda y sigue el gasto. En el documento oficial precisa que en los sectores productivos alternativos a hidrocarburos y minería, entre 2015 y 2018 se registra una disminución.
Es el caso del sector agropecuario, de 6,5% a 5,7%; y en industria y turismo, de 4,3% a 2,6%, lo que significa un total del 8,3%. Según Jubileo, el hecho refleja que no hay un cambio de matriz productiva a través de las inversiones del Estado. Mientras que se decidió priorizar en transporte con proyectos de caminos y otros, para lo cual se estableció el 32% de la inversión; en energía, el 17% y minería, 7%. Los tres sectores concentran el 56% de la inversión total. Para este año, el Ministerio de Economía programó un presupuesto de inversión pública de 6.210 millones de dólares, similar al presupuestado en 2017, que fue 6.189 millones de dólares.
No obstante, el año pasado la ejecución efectiva estuvo bastante por debajo del monto presupuestado, observó Jubileo, durante su análisis. Asimismo, en su evaluación del PGE 2018, la entidad advierte que los recursos de los gobiernos municipales disminuyó en al menos 42% comparada con el año 2014. Mientras que los departamentales bajaron su presupuesto a menos de la mitad. “La caída de ingresos de las subnacionales y disminución de inversiones debe ser un tema de vital atención de las autoridades nacionales, por los efectos económicos y sociales que generan en los sectores de educación, salud, saneamiento básico, agua potable y otros”, afirmó el investigador de Jubileo René Martínez durante su exposición.