Fuente: Cronista
Carlos Boyadjian La saga de los aranceles aplicados a las importaciones de acero (25%) y aluminio (10%), por parte de Estados Unidos tuvo ayer un nuevo giro, luego que el Departamento de Comercio formalizó el procedimiento para que las empresas involucradas presenten la solicitud de exención de la medida.
A partir de la publicación del procedimiento de exclusión en el Registro Federal se estableció un plazo, que puede llegar hasta los 90 días, para hacer efectivas las presentaciones. “Estos procedimientos permitirán a la Administración perfeccionar aún más estos aranceles para garantizar que protejan nuestra seguridad nacional y al mismo tiempo minimizar el impacto indebido en las industrias estadounidenses aguas abajo”, precisó el domingo a la noche el secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross. Y agregó: “A partir de mañana (por el lunes), la industria nacional podrá solicitar exclusiones a través de un proceso justo y transparente llevado a cabo por la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio”. Parece una frase más pero, en rigor, anticipa lo que puede ocurrir con las compañías que se sienten afectadas. La norma explica que “sólo las personas u organizaciones que utilizan artículos de acero o aluminio identificados en las Proclamaciones Presidenciales 9704 y 9705 y que participan en actividades comerciales en los Estados Unidos pueden presentar solicitudes de exclusión”. En el caso de la Argentina, la imposición de aranceles afecta directamente el negocio de TenarisSiderca (Grupo Techint) y de Aluar, la única fábrica de aluminio del país.
En conjunto, nuestras exportaciones al mercado estadounidense alcanzan los u$s 720 millones, de los cuales cerca de u$s 500 millones corresponden a aluminio. El resto es acero, con fuerte participación (u$s 200 millones) de tubos sin costura, un negocio que tiene a Tenaris como protagonista excluyente en ese mercado. Si bien en las dos compañías se mantiene el hermetismo en relación a sus próximos pasos, la situación de ambas difiere en algo sustancial. Tenaris, fabricante de tubos de acero sin costura para la industria petrolera, tiene tres plantas en Estados Unidos, que elaboran productos de alto valor agregado.
Por su parte, Aluar exporta básicamente aluminio primario, un commodity comercializado en ese país a través de operadores locales, que con la imposición de aranceles podrían ahora sustituir esas importaciones con bienes originarios de Canadá y eventualmente México, los dos países que fueron excluidos por Trump -al menos por ahora- de los aranceles. Así, mientras Tenaris podría hacer valer su presencia en ese mercado a través de las plantas de producción, Aluar se vería virtualmente imposibilitada de solicitar la exención. Según lo estipulado por el Departamento de Comercio de Estados Unidos, Aduanas y Protección de Fronteras comenzarán a cobrar los aranceles a partir del este viernes. Según la administración Trump, la norma se basa en la Sección 232 de la ley de Expansión Comercial de 1962, que fija aranceles a la importación, bajo el argumento de la protección de la seguridad nacional.
A partir de la publicación del procedimiento de exclusión en el Registro Federal se estableció un plazo, que puede llegar hasta los 90 días, para hacer efectivas las presentaciones. “Estos procedimientos permitirán a la Administración perfeccionar aún más estos aranceles para garantizar que protejan nuestra seguridad nacional y al mismo tiempo minimizar el impacto indebido en las industrias estadounidenses aguas abajo”, precisó el domingo a la noche el secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross. Y agregó: “A partir de mañana (por el lunes), la industria nacional podrá solicitar exclusiones a través de un proceso justo y transparente llevado a cabo por la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio”. Parece una frase más pero, en rigor, anticipa lo que puede ocurrir con las compañías que se sienten afectadas. La norma explica que “sólo las personas u organizaciones que utilizan artículos de acero o aluminio identificados en las Proclamaciones Presidenciales 9704 y 9705 y que participan en actividades comerciales en los Estados Unidos pueden presentar solicitudes de exclusión”. En el caso de la Argentina, la imposición de aranceles afecta directamente el negocio de TenarisSiderca (Grupo Techint) y de Aluar, la única fábrica de aluminio del país.
En conjunto, nuestras exportaciones al mercado estadounidense alcanzan los u$s 720 millones, de los cuales cerca de u$s 500 millones corresponden a aluminio. El resto es acero, con fuerte participación (u$s 200 millones) de tubos sin costura, un negocio que tiene a Tenaris como protagonista excluyente en ese mercado. Si bien en las dos compañías se mantiene el hermetismo en relación a sus próximos pasos, la situación de ambas difiere en algo sustancial. Tenaris, fabricante de tubos de acero sin costura para la industria petrolera, tiene tres plantas en Estados Unidos, que elaboran productos de alto valor agregado.
Por su parte, Aluar exporta básicamente aluminio primario, un commodity comercializado en ese país a través de operadores locales, que con la imposición de aranceles podrían ahora sustituir esas importaciones con bienes originarios de Canadá y eventualmente México, los dos países que fueron excluidos por Trump -al menos por ahora- de los aranceles. Así, mientras Tenaris podría hacer valer su presencia en ese mercado a través de las plantas de producción, Aluar se vería virtualmente imposibilitada de solicitar la exención. Según lo estipulado por el Departamento de Comercio de Estados Unidos, Aduanas y Protección de Fronteras comenzarán a cobrar los aranceles a partir del este viernes. Según la administración Trump, la norma se basa en la Sección 232 de la ley de Expansión Comercial de 1962, que fija aranceles a la importación, bajo el argumento de la protección de la seguridad nacional.