Fuente: Jornada
En la ceremonia con la que este viernes el gobierno federal recordó –con dos días de anticipación-- la expropiación petrolera decretada por el Presidente Lázaro Cárdenas el 18 de marzo de 1938, Treviño Medina aseguró que “los pesimistas” que auguraban poco éxito a la apertura del sector energético al capital privado estaban equivocados.
Justo después de promulgada la reforma energética, en 2013, “hubo muchos que no creyeron en los beneficios que generaría, hubo quienes dijeron que nadie vendría a México, que nadie querría ser socio de Pemex y, como en 1938, esos pesimistas estuvieron equivocados”, dijo Treviño Medina en la ceremonia, encabezada por el presidente Enrique Peña Nieto.
En un acto en que menudearon porras de trabajadores petroleros, dedicadas al Presidente Peña y al líder sindical Carlos Romero Deschamps, el director de Pemex hizo una defensa de la continuidad de la reforma que abrió al capital privado la industria petrolera, un cambio constitucional que el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador ha anunciado que revisará en caso de ganar en la votación del 1 de julio próximo.
Hay confianza en México, dijo Treviño Medina. Informó que al día de hoy existen 16 proyectos de asociación entre Pemex con 15 empresas de clase mundial que están proyectando invertir junto con petrolera mexicana alrededor de 300 mil millones de pesos.
Sin la reforma energética, esas inversiones las hubiera debido hacer Pemex, con recursos fiscales que se dejarían de invertir en hospitales, servicios de salud, educación, proyectos sociales e infraestructura pública.
“A todos los escépticos les aseguro con firmeza que los mexicanos nos beneficiamos enormemente con su implementación (de la reforma), debemos seguir adelante con todo lo que se ha avanzado y continuar utilizando las herramientas y oportunidades que nos brinda la reforma; no aprovecharlas sería un error en el que no debemos caer”, sostuvo.
Resultados y no pirotecnia
En la explanada del edificio corporativo de Pemex en la capital del país, con el enorme busto de Lázaro Cárdenas detrás del presidium, dijo que los cambios introducidos a la empresa a partir de la reforma energética son muestra de la capacidad de innovación del gobierno y de decisiones correctas que apuestan por el futuro.
“Lo quiero decir fuerte y con orgullo: el gobierno de México no titubea frente a la disyuntiva de hacer lo correcto a costa de perder popularidad. Se dice fácil, pero en estos tiempos no es frecuente encontrarnos con gobiernos que buscan resultados y no pirotecnia; que edifican el futuro y no su fama; que piensan en las generaciones por venir y no en las encuestas por publicarse. Deseo, con todo mi corazón, que los futuros gobiernos de México sean así de valientes, así de visionarios, así de arrojados, que siempre propongan políticas públicas pensando en las generaciones por venir”, exclamó.
En un tema que fue menos optimista fue en el relacionado con el robo de combustible a la empresa por parte de grupos de delincuencia organizada, práctica que consideró como un atentado a Pemex y a todos los mexicanos.
“Hoy nuestra Nación enfrenta un gran reto y esto hay que reconocerlo: se trata del robo de combustible, un flagelo que atenta contra esta empresa que a todos nos ha costado mucho construir. Sabemos que no estamos sólo, y con la participación y coordinación de todas las autoridades en los tres órdenes de Gobierno, y de la sociedad entera, vamos a lograr superar. Pemex es una víctima y atentar contra ella es atentar contra todos los mexicanos”, afirmó.
Competencia que estimula
En su intervención, el dirigente del sindicato petrolero Carlos Romero Deschamps, aseguró que los 170 mil millones de dólares en inversiones comprometidas por empresas que han participado en las licitaciones de campos petroleros son una muestra de la “efervescencia notable” que ha suscitado la reforma energética.
“Esa competencia es la que nos estimula. Los petroleros sabemos que no es escondiéndonos detrás de esquemas rebasados, que la realidad hecha por tierra como conseguimos contribuir al crecimiento de Pemex, ni renegando de las condiciones que la dinámica mundial nos impone, como podríamos incorporarnos al exigente juego de los países emergentes”.
Pensar a México o a cualquier otra nación como una isla en el 2018 “es una visión suicida, por más que la añoranza nos muestre mundos ideales en el pasado, el único camino que estamos obligados a transitar es hacia adelante”, declaró.