EL ESPECTADOR
El futuro de Broadcom, uno de los mayores fabricantes de procesadores y semiconductores del mundo, se acaba de enredar un poco ahora que la administración Trump bloqueó la adquisición de la norteamericana Qualcomm, otro de los grandes jugadores en este sector. Aunque nadie espera que la empresa con sede en Singapur sufra excesivamente por este movimiento, este es un movimiento más del presidente de EE.UU. para ponerle límites al ascenso económico de China.
El futuro de Broadcom, uno de los mayores fabricantes de procesadores y semiconductores del mundo, se acaba de enredar un poco ahora que la administración Trump bloqueó la adquisición de la norteamericana Qualcomm, otro de los grandes jugadores en este sector. Aunque nadie espera que la empresa con sede en Singapur sufra excesivamente por este movimiento, este es un movimiento más del presidente de EE.UU. para ponerle límites al ascenso económico de China.
Lo que sí queda claro es que la seguridad nacional dejó de ser un argumento de defensa militar para convertirse en uno de los mayores instrumentos de política económica de Donald Trump.
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