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A paso lento, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sigue inmersa en su debate sobre el futuro del empleo y las relaciones laborales. Su director general, el antiguo sindicalista británico Guy Ryder (Liverpool, 1956), se muestra cauto. No quiere que sus respuestas marquen el resultado de un trabajo que tiene que cristalizar en 2019. Pero da algunas pinceladas de por dónde van sus reflexiones. E insiste en que ante los cambios que vive el mundo del trabajo no hay que quedarse de brazos cruzados y esperar a que el mercado, sin el apellido laboral, haga y deshaga a sus anchas: “El futuro del trabajo está por hacer. Depende de las políticas que hagan y apliquen”. Inmediatamente recuerda los principios básicos de la organización que dirige: “Promover la justicia social y el trabajo decente”.
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A paso lento, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sigue inmersa en su debate sobre el futuro del empleo y las relaciones laborales. Su director general, el antiguo sindicalista británico Guy Ryder (Liverpool, 1956), se muestra cauto. No quiere que sus respuestas marquen el resultado de un trabajo que tiene que cristalizar en 2019. Pero da algunas pinceladas de por dónde van sus reflexiones. E insiste en que ante los cambios que vive el mundo del trabajo no hay que quedarse de brazos cruzados y esperar a que el mercado, sin el apellido laboral, haga y deshaga a sus anchas: “El futuro del trabajo está por hacer. Depende de las políticas que hagan y apliquen”. Inmediatamente recuerda los principios básicos de la organización que dirige: “Promover la justicia social y el trabajo decente”.
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