Por una parte, la dimensión de los acuerdos firmados muestra todo lo que estaba en juego: en cuestiones de energía y petróleo la cifra se acercó a los US$1.000 millones y aún está pendiente cerrar un trato de comercio de armas cercano a los US$3.000 millones.
Sin embargo, aunque comparten intereses en el tema energético, hay un asunto de política exterior en el que a Moscú y a Riad los separa un abismo: Siria.
Mientras la presidencia de Vladimir Putin apoya al gobierno de Bashar al Asad, Arabia Saudita ha estado desde el principio en el bando contrario.
"Sin duda, el Kremlin quiere mostrar esta visita como el símbolo de su éxito en la intervención en Siria, en términos de revivir la influencia rusa en Medio Oriente", explica la corresponsal de la BBC en la capital rusa, Sarah Rainsford.
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