Una mañana de septiembre de 1983, las computadoras del centro detectaron el lanzamiento de misiles estadounidenses. Petrov tomó la decisión de que se trataba de una falsa alarma y, en una negligencia en el cumplimiento del deber, no lo reportó a los superiores. Esta acción, que se dio a conocer años después, posiblemente salvó al mundo de una guerra nuclear. El protocolo para el Ejército soviético habría sido tomar represalias con un ataque nuclear.
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