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En Argentina, la caída del consumo no provoca un descenso automático de los precios, tal y como marca la ley de la oferta y la demanda. En la última década, la inflación ha crecido de media un 25% anual sin importar si la economía avanzaba, estaba estancada o en crisis. Ahora, esa anomalía empieza a resquebrajarse. Argentina se mantiene como el país más caro de América Latina, pero a medida que el Gobierno de Mauricio Macri abre las fronteras a la importación, algunos precios empiezan a bajar, como ha ocurrido con la informática. La eliminación del impuesto que gravaba la entrada de ordenadores y tablets ha hecho caer su valor cerca de un 18% y ha disparado las ventas por encima del 70%. La diferencia es aún enorme con Estados Unidos, donde un PC puede costar hasta 900 dólares menos que en Argentina, pero se ha reducido bastante con Chile, uno de los destinos favoritos de compras de los argentinos en los últimos años. Como contrapartida, se ha desplomado la industria nacional y se han destruido más de 6.000 empleos, según los fabricantes.
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En Argentina, la caída del consumo no provoca un descenso automático de los precios, tal y como marca la ley de la oferta y la demanda. En la última década, la inflación ha crecido de media un 25% anual sin importar si la economía avanzaba, estaba estancada o en crisis. Ahora, esa anomalía empieza a resquebrajarse. Argentina se mantiene como el país más caro de América Latina, pero a medida que el Gobierno de Mauricio Macri abre las fronteras a la importación, algunos precios empiezan a bajar, como ha ocurrido con la informática. La eliminación del impuesto que gravaba la entrada de ordenadores y tablets ha hecho caer su valor cerca de un 18% y ha disparado las ventas por encima del 70%. La diferencia es aún enorme con Estados Unidos, donde un PC puede costar hasta 900 dólares menos que en Argentina, pero se ha reducido bastante con Chile, uno de los destinos favoritos de compras de los argentinos en los últimos años. Como contrapartida, se ha desplomado la industria nacional y se han destruido más de 6.000 empleos, según los fabricantes.
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