La puja por el mercado del etanol está casi que ‘en tablas’. Por una parte, las destilerías que producen el biocombustible dicen estar acumulando inventarios, los distribuidores acogidos a las normas expedidas por el Gobierno y el gremio de los productores reclamando un mercado justo ante la avalancha de importaciones.
Fuente: Portafolio
   
Así las cosas, al cierre del pasado mes de mayo, las compras colombianas de etanol procedentes de los Estados Unidos sumaron 25,9 millones de litros, es decir, un promedio de 5,18 millones de litros mensuales durante este año.
 
Por su parte, la agroindustria nacional reporta un consumo diario de 1,43 millones de litros de etanol (43 millones mensuales), mientras que la producción –promedio– de este año es de 906.000 litros diarios.
 
Además, cuenta con una capacidad instalada para producir 1,6 millones, a lo que se suma una infraestructura para acopiar inventarios por unos 25 millones de litros, es decir 17 días de consumo nacional.
 
La oferta se incrementa con la reportada por Bioenergy, que al cierre de julio fue de 2,3 millones de litros, mientras que cuenta con una capacidad instalada para producir hasta 504.000 litros diarios.
 
Por ahora, ante las importaciones, un vocero de la industria azucarera manifestó a Portafolio que algunas destilerías, que cuentan con altos inventarios, han mermado su producción, mientras que otras han adelantado las labores de mantenimiento, apagando las plantas.
 
Otra de las razones que mantiene el mercado ‘congelado’ es la expedición de una resolución, por parte del Ministerio de Ambiente, que establecerá un límite máximo de emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) para el biocombustible que se use en el país.
 
Se supo que dicha norma se expediría a finales de esta semana o comienzos de la próxima.
 
Acerca de las emisiones, Jorge Bendeck, presidente de Fedebiocombustibles, dijo a Portafolio que esta es una relación de 74 contra 21; la primera cifra corresponde a la reducción de emisiones del producto colombiano y la segunda, al estadounidense.
Por lo anterior, varios estados de ese país (California, Oregon y Washington) impusieron límites al uso de su propio etanol de maíz.
 
Vale la pena aclarar que las importaciones se han incrementado por la expedición de la resolución 41053 que las liberó, teniendo en cuenta que en los años anteriores se reportaron problemas de suministro de etanol a la cadena de distribución para cumplir con la mezcla.
 
En algún momento, esta se redujo, por lo que fue necesario autorizar dichas importaciones con el fin de garantizar el suministro.
 
Igualmente, para que el mercado de comportara de acuerdo con la oferta y la demanda.
Frente a las importaciones, Alexandra Hernández, vicepresidenta de asuntos económicos de la Asociación Colombiana del petróleo (ACP), indicó que frenarlas impactaría negativamente desde el punto de vista ambiental.
 
“Como lo ocurrido en 2016 y comienzos de 2017, frente a una oferta local insuficiente fue necesario reducir o suspender temporalmente el contenido de etanol en la gasolina en algunas regiones.
 
“Esta disminución del contenido de etanol genera un aumento en las emisiones de CO2 durante el consumo del combustible en los vehículos, el cual si es percibido directamente por los habitantes de las diferentes ciudades”, dijo.
 
Acerca de este tema, Jorge Bendeck, indicó que las importaciones no pueden detenerse, pues corresponden a lo negociado en el TLC y es un producto que entra al país sin pagar aranceles y sin IVA; además, es subsidiado en su país de origen.
 
En cuanto al precio del etanol, se tiene como referencia el de 5.400 pesos para el procedente de los Estados Unidos (de maíz), mientras que el colombiano (de caña azucarera)cuesta 8.559 pesos.
 
Ahora, este no es constante, en la medida que se tienen en cuenta aspectos como los fletes y la oferta de buques, así como el clima y la demanda.
 
“Es todo un negocio para los importadores, pues compran barato (el de EE.UU.) y lo venden caro (al precio de referencia en Colombia)”, dijo el dirigente gremial.
 
Ahora, las decisiones de la Agencia de la Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos, tiene limitado a 56.000 millones de litros el volumen de alcohol de maíz que puede consumirse en los Estados Unidos, por lo que, este año le sobrarían 3.000 millones de litros que no pueden venderse allí y buscar mercados dónde colocarlos.
 
Por último, Bendeck le reclamó al Gobierno por una ‘cancha desnivelada’ que tiene el vilo a esta agroindustria.