En las altas montañas del noroeste de China se encuentra el pueblo de Hemu, un lugar en el que el tiempo se detuvo hace cientos de años.
BBC Mundo

Allí fue donde conocí a Natalya Kirova, una mujer de Tuvá, Rusia, que vendía cuernos de renos convertidos en afrodisiacos en la tienda del boticario. Poco después, me alojé en su rústica cabaña de madera. De sus paredes colgaban pieles de animales y un santuario en honor al guerrero mongol Gengis Kan. En su casa, que perteneció a madereros rusos de principios del siglo XX, Kirova me habló de los espíritus de las montañas, los de la madera y las supersticiones locales, y me contó una divertida historia sobre cómo el ejército de Kan inventó la hamburguesa (al colocar carne bajo sus monturas para ablandar el asiento mientras galopaban).

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 El lago Kanas