Un documento de la institución que dirige Lagarde concluye que los Ejecutivos estables son más firmes en el control de las cuentas.
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El populismo y los parlamentos fragmentados que se prodigan en la actualidad pueden tener consecuencias para las cuentas públicas y dificultar la consolidación fiscal. O al menos así se desprende del último libro elaborado por el FMI sobre el impacto que tiene la situación política en el déficit, la deuda o la política fiscal. En ese estudio, el Fondo advierte de la amenaza que suponen para la disciplina presupuestaria los gobiernos que carecen del suficiente respaldo parlamentario o que están apoyados en una coalición. Estos ejecutivos débiles, concluye, aumentan la deuda el doble que otros más estables.

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