Fuente: El País
Uruguay vive un boom en el desarrollo de emprendimientos para la generación de energía eléctrica con fuentes renovables no tradicionales (energía eólica y biomasa). Sin embargo, para el ingeniero Jose Luis Pou, director de la empresa XDT y reconocido asesor de proyectos energéticos, desde el gobierno se han adoptado “una serie de medidas desacertadas” por sus efectos a futuro, comentó al diario El País.
Además de la compleja situación que afronta Ancap, el experto destacó el desarrollo de infraestructura inutilizada para la interconexión eléctrica entre Uruguay y Brasil. “En los hechos, se realizó una inversión de unos US$ 350 millones para desarrollar una conversora que se mantiene ‘virgen’, porque aún no ha visto un electrón del anunciado intercambio de energía entre Uruguay y Brasil”, destacó el experto.
Más allá de los cuestionamientos propios de la gestión de gobierno, Pou manifestó su inquietud sobre el rumbo de la política energética, sobre todo, por su estructura de costos.
PRECIOS
Para los próximos años, Pou estimó que el precio internacional de generar energía “va a continuar con una marcada tendencia hacia la baja”. Esto obedece, según explicó, a “la revolución que está ocasionando la energía solar fotovoltaica” desde la innovación y la tecnología.
En el desierto de Atacama (Chile) en estos días se cerró un contrato a 28,9 dólares el megavatio hora. “Esto significa casi la tercera parte de lo que actualmente en Uruguay estamos pagando la generación de energía eólica”, sostuvo Pou. Asimismo, advirtió que en Uruguay se está pagando un 40% más la generación de energía del sector eólico en relación a Argentina.
El experto realizó un llamado a la reflexión de las autoridades sobre “el panorama energético global”. En ese sentido, lanzó una pregunta: “¿Tiene sentido por parte del Estado celebrar contratos a 20 años de un producto cuyo precio baja y va a seguir bajando en los próximos años”.
Entre el conjunto de factores que impactan en la rebaja de costos en la generación de energía, Pou destacó el uso del fracking y el shale en la obtención de hidrocarburos y gas, así como la incorporación de nuevos jugadores al competitivo escenario energético mundial, como el caso de Irán e Irak.
Además señaló “la presencia de una energía solar cada vez más competitiva, que también empuja a la baja los precios internacionales”. Entre los años 2001 y 2016 se ha registrado un crecimiento exponencial de la producción fotovoltaica, duplicándose aproximadamente cada dos años, precisó.
BATERÍAS
Sobre su visión a futuro, Pou trazó un paralelismo entre la energía solar fotovoltaica y las memorias de los celulares de última generación. “El último teléfono inteligente tiene más capacidad de memoria a un precio similar o inferior al modelo anterior y un hecho similar ocurre con la energía solar fotovoltaica”, afirmó.
El experto sostuvo que en Uruguay hay un campo fértil para el desarrollo de varios parques de energía solar fotovoltaicos. “Hay algunos proyectos en marcha aunque aún no llegamos a los 100 megavatios generados con energía solar fotovoltaica”, precisó.
Actualmente, el 20% de la energía total generada en el país proviene del viento y la fotovoltaica representa el 1,5 %, de acuerdo con datos de UTE.
TEJAS SOLARES
Ante la realidad del sector energético a nivel global, “hoy no tiene sentido seguir hablando ni destinar más recursos públicos a la construcción de la planta regasificadora, un proyecto que hoy carece de sentido porque no se justifica en la relación costo-beneficio”.
Pou agregó que “tampoco se justifica seguir realizando contratos energéticos a largo plazo” por parte del gobierno. “Hay que comprar energía a medida de la demanda porque los precios están bajando y la tendencia es que van a seguir bajando en los próximos años”, indicó.|
A propósito de la evolución del sector, Pou estimó que “en los próximos años las casas hasta pueden incorporar las tejas solares y en un futuro más cercano de lo que uno piensa, es posible que las carreteras estén construidas de paneles solares en lugar de estar pavimentadas”.
También destacó la generación de energía en base a la biomasa, que “produce un enorme derrame de recursos sobre la sociedad, a diferencia de la eólica”. No obstante, el costo del combustible para el transporte de la biomasa actualmente afecta la competitividad de la biomasa frente a la eólica, afirmó Pou.
Además apuntó que la incidencia de los hidrocarburos no va a desaparecer, aunque va a disminuir su dependencia. “El precio del barril a US$ 140 quedó enterrado en el pasado”, sostuvo.
Mientras tanto, el gas va a tener un rol cada vez más importante, según el análisis de Pou, a partir de la avanzada tecnología del shale que ha desarrollado Estados Unidos.
COSTO PAÍS
Pou estimó que la gestión de Ancap se debe reenfocar ante la nueva realidad del sector energético, mientras que UTE va a salir fortalecida. “Se está avanzando a acelerado ritmo hacia la movilidad eléctrica liderada por el transporte público, de modo que la continuidad de Ancap está seriamente comprometida por la simple evolución de los hechos”, dijo.
En este proceso de dinámicos cambios, para Pou es clave la cooperación entre el Estado y el sector privado para el desarrollo de nuevos emprendimientos que, en definitiva, impacten a la baja de los costos de la cuenta energética, el costo país y las necesidades de un sector productivo que precisa competir en la captación de mercados internacionales.