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Donald John Trump, un magnate de la construcción y estrella de la telerrealidad nacido hace 70 años en Nueva York, se convertirá este viernes en el 45º presidente de Estados Unidos con su país y el mundo en tensión. La ceremonia inaugural culmina el desconcertante ascenso a la cumbre del poder mundial de un hombre que hace dos años no era más que un estrambótico personaje de la farándula con una tendencia irrefrenable al exceso verbal y al exabrupto racista. Su inexperiencia política y su carácter imprevisible, además de los conflictos de interés con sus empresas y su fascinación con el presidente ruso, Vladímir Putin, lastran una presidencia que, según el eslogan del nuevo comandante en jefe, debe devolver la grandeza a América.
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Donald John Trump, un magnate de la construcción y estrella de la telerrealidad nacido hace 70 años en Nueva York, se convertirá este viernes en el 45º presidente de Estados Unidos con su país y el mundo en tensión. La ceremonia inaugural culmina el desconcertante ascenso a la cumbre del poder mundial de un hombre que hace dos años no era más que un estrambótico personaje de la farándula con una tendencia irrefrenable al exceso verbal y al exabrupto racista. Su inexperiencia política y su carácter imprevisible, además de los conflictos de interés con sus empresas y su fascinación con el presidente ruso, Vladímir Putin, lastran una presidencia que, según el eslogan del nuevo comandante en jefe, debe devolver la grandeza a América.
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