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China vuelve a la carga para asegurar su control sobre la economía y, más específicamente, sobre los flujos de capital. Pekín ha decidido poner coto a las inversiones de sus empresas en el extranjero, una de las vías legales que contribuyen a la salida de dinero del país, en un momento en que las compañías chinas están gastando más que nunca en adquisiciones. Se trata de una nueva ronda de restricciones, en principio temporales, con el objetivo de frenar un círculo vicioso que acelera la depreciación de su moneda, el yuan.
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China vuelve a la carga para asegurar su control sobre la economía y, más específicamente, sobre los flujos de capital. Pekín ha decidido poner coto a las inversiones de sus empresas en el extranjero, una de las vías legales que contribuyen a la salida de dinero del país, en un momento en que las compañías chinas están gastando más que nunca en adquisiciones. Se trata de una nueva ronda de restricciones, en principio temporales, con el objetivo de frenar un círculo vicioso que acelera la depreciación de su moneda, el yuan.
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