El pánico a los populismos ha llevado al FMI a lanzar un reclamo sin precedentes para las clases medias de los países desarrollados.
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El pánico al populismo está cambiando la narrativa económica. Fenómenos como Donald Trump, el candidato republicano a presidir EE UU, que ha azuzado los miedos proteccionistas, o el Brexit han despertado los miedos de las grandes instituciones y forzado una mayor atención hacia los desfavorecidos de los países ricos. Desde la crisis, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha ido progresivamente centrando sus análisis y recomendaciones en la desigualdad y este clima general le ha hecho acentuar su giro. Pide más políticas que ayuden a expandir los beneficios del crecimiento, pide acción para evitar un retorno al nacionalismo económico.

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