Cuando la CEO de General Motors, Mary Barra, visitó por primera vez Cruise Automation, la startup de sistemas autónomos que GM adquirió hace unos meses por US$ 581 millones, le dijo al personal: "Quiero tomar su energía y velocidad y su modo de ver las cosas y meterlas en el corazón [de GM]". Eso sería una hazaña grande para el fabricante automotriz de Detroit, famoso por tener una de las burocracias más disfuncionales en la historia de las corporaciones. Pero desde que tomó el timón en enero de 2014, Barra ha estado en una cruzada por cambiar radicalmente esa cultura.
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