El proceso de paz de Colombia ha gozado de un respaldo internacional en ocasiones inversamente proporcional al que ha tenido dentro del país. De lo que no hay duda es de que ese respaldo, que no se remite solo a declaraciones diplomáticas a favor de la apuesta del presidente, Juan Manuel Santos, ha sido determinante para el devenir del pacto entre el Estado y las FARC que, el pasado 24 de agosto, puso fin a 52 años de guerra. La posibilidad de que los colombianos rechacen el acuerdo en el plebiscito del 2 de octubre no solo supondría un sacudón en Colombia, también sería un duro golpe a la comunidad internacional y la confianza que ha depositado en las negociaciones.
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