BRASILIA.- A una semana de la destitución de la presidenta de BrasilDilma Rousseff por decisión del Senado, hoy la ex mandataria abandona la residencia oficial, el Palacio de la Alvorada, rumbo a Porto Alegre, donde se espera llegue por la tarde. No es la primera mudanza de Dilma. Meses atrás había tenido que dejar el Palacio del Planalto, en mayo, cuando fue suspendida por la Cámara alta a la espera de que se confirme el impeachment. Hoy, el cambio de la ex jefa de Estado es definitivo: debe dejar atrás sus oficinas y los regalos recibidos en su condición de presidenta por sus pares del mundo.
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