LA NACIÓN
Estoy en un auto que se maneja solo en la Autopista Brooklyn-Queens -una de las de mayor tráfico del país- y me estoy volviendo loco. "Sostenga el volante, pero déjelo hacer", me alerta suavemente Michael, un especialista en el producto del fabricante de vehículos eléctricos Tesla Motors, tratando de sacarme del estupor provocado por mirar -con ojos despavoridos- al volante de mi Modelo S tomar una curva como si estuviera guiado por manos invisibles.
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Estoy en un auto que se maneja solo en la Autopista Brooklyn-Queens -una de las de mayor tráfico del país- y me estoy volviendo loco. "Sostenga el volante, pero déjelo hacer", me alerta suavemente Michael, un especialista en el producto del fabricante de vehículos eléctricos Tesla Motors, tratando de sacarme del estupor provocado por mirar -con ojos despavoridos- al volante de mi Modelo S tomar una curva como si estuviera guiado por manos invisibles.
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