OPINIÓN
Después de la firma de un contrato de construcción de una planta, de un gasoducto o de un proyecto exploratorio entre el Estado y una empresa operadora o inversionista, viene la parte operativa del negocio; es decir, contratar a las empresas que ejecutarán y pondrán en marcha la obra hasta su finalización.
En ese eslabón de la cadena están las empresas prestadoras de servicios, los brazos operativos de la industria, la mano de obra, es decir los constructores.
Por una serie de razones, aceleradas por la caída de los precios de los hidrocarburos, este débil eslabón de la cadena productiva actualmente tropieza con complejos problemas que gravitan finalmente en su salud financiera, hecho que nos preocupa de sobremanera.
Las modalidades de contrato, las exigencias impositivas, la carga laboral, la relación compleja con las comunidades en las áreas de los proyectos y la escasa espalda financiera de las empresas nacionales han configurado un escenario complejo para varias de nuestras empresas asociadas y cuya situación hemos estado siguiendo muy de cerca.
Al ser muchos los actores involucrados en esta dinámica, debemos trabajar de manera conjunta entre el sector privado y estatal con el propósito de hacer sostenible el escenario en cuyo ambiente trabajan las empresas desde hace más de 30 años y que por ende llevan una enorme experiencia acumulada con la construcción de la infraestructura petrolera del país.
El país va afrontar en el futuro cercano inversiones en el desarrollo de diferentes proyectos para lo cual se necesita de nuestras empresas con fortaleza renovada. Como CBHE, nos interesa que nuestros asociados gocen de buena salud financiera, económica y técnica para tomar estos desafíos.
Esta es una etapa compleja como nos tocó vivir en algunas ocasiones en el pasado, y que hoy estamos seguros que unidos podremos salir adelante en bien del país.
Opinión de la presidenta de la CBHE, Claudia Cronenbold, publicada en la edición Nº 103 de la Revista Petróleo & Gas.