La forma en que los empleados se visten es el eje de un debate que ya llegó a la Justicia.
LA NACIÓN

MADRID.- Durante algo más de dos años, Luz, guía e intérprete de Patrimonio Nacional, eludió vestir con el uniforme estipulado para las empleadas. Consideraba que la blusa se transparentaba y, sobre todo, que los zapatos con taco marcados como reglamentarios para el personal femenino no eran apropiados para su trabajo como guía. La compañía, una institución pública que gestiona todo tipo de bienes del Estado, desde palacios y conventos hasta archivos, terminó por sancionarla y la suspendió por seis meses sin sueldo.

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