China ha logrado frenar momentáneamente la tendencia a la baja de su crecimiento económico. El gigante asiático creció un 6,7% interanual durante el segundo trimestre del año, una cifra por encima de las previsiones y que iguala el registro de los primeros tres meses de 2016. Las vastas medidas de estímulo aprobadas a principios de año, entre ellas inyecciones de liquidez del Banco Central, rebajas de impuestos o un considerable aumento del gasto fiscal han disparado la inversión pública y apuntalado la demanda.
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