La libra más débil abarata las operaciones en el Mar del Norte pero Escocia crea un nuevo reto.
TNS LATAM
 
Carlos Schwartz
La decisión de la mayoría de la población de Reino Unido de abandonar la Unión Europea (UE) ha creado la previsible inestabilidad en los mercados financieros, y como no podía ser de otra forma esto ha tenido una incidencia directa sobre los mercados de materias primas, en particular el del crudo que es muy sensible a la variación de los tipos de cambio entre las principales monedas, en especial del dólar. Una caída de la cotización de la libra de una magnitud significativa frente al dólar -del 11% en su peor momento- y al yen, y en menor medida ante el euro, han sido de momento la expresión monetaria más acusada del incidente electoral del pasado jueves. La menor pérdida de la libra ante el euro tiene que ver con la caída del valor también de la moneda común europea. El movimiento en las divisas tenía un reflejo inmediato en el precio del crudo que perdía el territorio de los 50 dólares el barril el viernes con una caída en la apertura del 5% que luego se recuperó parcialmente. El nivel perdido se había colocado como expectativa de suelo promedio en el imaginario de los mercados y de las empresas y ahora existen dudas sobre la posibilidad de que se recupere a corto plazo esa estabilidad. Los contratos para agosto para el WTI cotizaban a 48,85 con una caída del 1,05% y los del Brent a 48,41 con una caída del 4,91% al cierre el viernes. En la medida que el horizonte de un acuerdo final en los términos de la salida del Reino Unido suponen largas negociaciones y un plazo final de dos años la inestabilidad de los mercados financieros se puede extender en el tiempo, lo cual puede quitar solidez a una recuperación del precio del crudo en el corto plazo.
 
La caída del precio del crudo y las incertidumbres en los mercados financieros se reflejaron en la cotización en bolsa de las grandes petroleras. Shell cayó un 5,35%, Statoil un 6,15%, BP un 4,13%, caídas en las que se debe computar que la bolsa de Londres perdió mucho menos que la de los países del sur de Europa. La petrolera italiana ENI cayó un 9,19% el viernes con una pérdida del índice de la bolsa de Milán del 11,75% mientras que Repsol caía el 10,94% con un Ibex 35 perdiendo el 12,35%.
 
Estas repercusiones inmediatas no tienen por qué persistir a menos que los efectos del denominado Brexit estén incorporando malas perspectivas económicas globales que existían antes del suceso pero que no habían desencadenado inestabilidad en los mercados. La debilidad del comercio internacional, los excedentes de bodega de las navieras, la introducción creciente de medidas proteccionistas en los mercados nacionales, las reticencias de la Reserva Federal a un incremento de los tipos de interés por temor a debilitar la economía estadounidense y mundial, la recesión en algunos países emergentes como Brasil o Rusia la extrema debilidad en otros como Argentina, la reducción en la calificación crediticia de las grandes empresas, la debilidad de la economía China, son problemas que han coexistido desde hace meses sin inquietar realmente a los inversores.
 
Su alteración ahora es el resultado de una lectura específica sobre la salida de Reino Unido como cristalización de todos los elementos negativos y su reflejo en la reacción de la población del país. No en vano el voto por la salida se ha producido en territorios tradicionalmente laboristas pese a la campaña del propio partido encabezado por Jeremy Corbyn por la permanencia.
 
Los fundamentos de la oferta y la demanda en el mercado del petróleo y sus productos no se ha modificado tras el voto británico. El problema es si la inestabilidad que vemos forma parte de una crisis antes larvada que ha sido detonada por el Brexit. “La situación se haría mucho más compleja si al Reino Unido se suman otras deserciones”, afirma una fuente de medios financieros que señala que “el riesgo existe, y es visible en las críticas a la UE por parte de gobiernos como el de Polonia”, concluye. Si otros países consideran seriamente la posibilidad de abandonar la UE la inestabilidad en los mercados puede extenderse de forma significativa en tiempo y amplitud.
 
Entretanto la salida del Reino Unido ha incorporado un elemento de inestabilidad al sector petrolero por razones políticas. La dirección del Partido Nacionalista Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) considera la posibilidad de convocar un nuevo referéndum de separación de Reino Unido, esta vez porque la ciudadanía escocesa ha votado en favor de la permanencia en la UE en más del 60%. Es decir que el argumento esta vez sería “nos vamos del Reino Unido para permanecer en la UE”. Con independencia de las consecuencias económicas para Reino Unido de una decisión de esta naturaleza pondría en territorio incierto a la explotación del crudo en el Mar del Norte cuya jurisdicción quedaría bajo soberanía escocesa.
 
Un cambio de esta naturaleza supondría modificaciones significativas en el marco regulador y jurídico para las empresas que operan en esa región desde todo punto de vista. Un problema que no se plantea con el Brexit, quizá salvo en la necesidad de los permisos para personal no británico que las empresas petroleras tengan que desplazar a sus operaciones en la región. La dirigente del SNP, Nicola Sturgeon, ya ha adelantado que la convocatoria del plebiscito es materia de debate dentro del partido.
 
El efecto del Brexit es contradictorio para la explotación petrolera estadounidense. De un lado la renuncia -de momento- de la Reserva Federal a incrementar los tipos de interés de referencia ante el temor a los efectos del voto británico sobre los mercados sigue beneficiando a los deudores bancarios en la industria petrolera estadounidense. Pero esto supone poco alivio: los reguladores estadounidenses calculan que el volumen de créditos en mora del sector de la energía han alcanzado los 34.200 millones de dólares. La banca está retaceando el crédito al sector de manera significativa, y la ola de quebrantos va en aumento.
 
Esto se refleja en la continuada caída de la producción y exploración en las zonas de crudo y gas no convencional estadounidense. Si el precio del crudo se mantiene débil, la producción estadounidense seguirá bajando en promedio aunque hay regiones, como la del Golfo de México, que aumentan por la entrada en servicios de nuevas operaciones. La demanda estadounidense se mantiene de momento en los niveles recientes.
 
Por tanto, la producción de Estados Unidos se mantienen estable en volumen, pero la fortaleza del dólar afectará al nivel de precios del WTI. Esto va a limitar el incremento de la producción y va a reducir los ingresos de las petroleras.