Concluida la Segunda Guerra Mundial, los primeros inmigrantes japoneses que llegaron a Bolivia lo hicieron desde Perú y Brasil • En más de media centuria, lograron dominar la tierra y construyeron modernas plantas procesadoras de alimentos en Santa Cruz.
EL DIARIO
Distantes a pocas horas de la capital cruceña, dos cooperativas japonesas han logrado producir en Bolivia, desde 1957, una variada gama de productos de la canasta familiar.
Sus actuales representantes manifestaron que aportan a la seguridad y soberanía alimentaria del país. Se trata de las colonias Okinawa y San Juan, localizadas en el departamento de Santa Cruz.
PLANTAS INDUSTRIALES
Pese a los avatares de los magros precios de los principales granos en estos últimos meses, ambas colonias han instalado modernas plantas industriales y generan productos avícolas y otros con valor agregado para la mesa de los bolivianos.
Quienes dirigen las cooperativas representan la segunda generación de japoneses que llegaron al país en la década de 1950, escapando de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, en la que su país estuvo entre los derrotados.
LÍDERES DE COLONIAS
Kiyotaka Ota e Isamu Kondo son dos nombres harto conocidos en ambas colonias. El primero es presidente del Consejo de Administración de la Cooperativa Agropecuaria Integral de Colonias Okinawa (Caico), mientras que el segundo dirige la Cooperativa Agropecuaria Integral de San Juan de Yapacaní.
Ota, de hablar parsimonioso, manifestó: “No podría precisar en qué momento el país dejara de ser importador de trigo”, cuando varios periodistas le preguntaron por el grano. Admitió, en todo caso, que las tierras cruceñas no son aptas para producir trigo.
Kondo, algo más joven que Ota, señaló que la entidad que dirige está impedida de captar crédito bancario. “Por la Constitución, toda propiedad de 50.000 hectáreas, es inembargable”, dijo. Indicó que, por este hecho, sostuvo que el acceso al financiamiento productivo es difícil.
PRODUCCIÓN DE HUEVOS
La cooperativa Caisy produce 25 millones de unidades de huevos al mes, destinados al consumo de ocho departamentos. Además, de cítricos y aceite crudo de soya. La Paz y El Alto son sus principales mercados, de donde obtiene 75% de su facturación anual.
Caisy produce también soya, arroz y otros granos. Cuenta, asimismo, con ganadería vacuna.
Esta cooperativa se encuentra en San Juan, en el municipio de Yapacaní, provincia Ichilo del departamento, a 130 kilómetros al norte de la capital cruceña, cerca de Warnes.
Al presente, tiene 103 socios activos y fue fundada en 1957 por 48 inmigrantes, producto de convenios bilaterales, entre Bolivia y Japón.
COLONIA CAICO
La segunda colonia de inmigrantes japoneses en el país es Caico, más conocida como Okinawa 1. Se considera “capital triguera de Bolivia”. En efecto, allí es fácil localizar gigantescas plantas para la elaboración de harina de trigo y derivados.
Hay dos propiedades Okinawa adicionales en la región. En Okinawa 2, predomina la pecuaria, donde se cuenta con 12.870 cabezas de ganado.
En la propiedad, de 25 hectáreas, se observan monumentales silos que guardan en su interior granos de soya, el producto principal de la colonia. En sus instalaciones pudo conocerse las modernas tecnologías para la fabricación de harina de trigo y fideos, con calidad internacional.
HOLOCAUSTO
Los inmigrantes japoneses, muchos de los cuales tienen hoy nacionalidad boliviana, parece que quieren olvidar el holocausto de la guerra y más bien recuerdan a sus antecesores que llegaron a Bolivia, dispuestos a comenzar una nueva vida.
EL DIARIO, junto a otros medios de comunicación, en visita efectuada esta semana a las dos colonias, a iniciativa del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), preguntó a Kondo si los primeros inmigrantes trataron de retornar a su país de origen, años después tras el ataque atómico de Estados Unidos. “Algunos lo hicieron, pero los más decidieron quedarse en Bolivia”, señaló.
En ambas colonias prevalece la pasividad del espíritu de los japoneses. Hay familias que constituyen hasta la cuarta generación de los primeros inmigrantes que llegaron al río Grande, a fines de los años 50 del siglo pasado.
CAMINOS EN LA REGIÓN
Las carreteras y caminos siempre fueron la problemática mayor para la colonia San Juan. En épocas de lluvia llegaban a ser intransitables por el barro y las lamas, reza un texto que se encuentra en el museo de la colonia. “En los primeros tiempos, hasta el carretón (único medio de transporte) se atoraba, por lo que surgía la expresión ‘ni con caballo ni el perro ni el pájaro llegan a San Juan’ para señalar las dificultades de las vías, indica el documento.
SENDA
El acceso a Okinawa se logra mediante un camino de tierra, lo que encarece los costos del transporte. La Federación de Asociaciones de ultramar (hoy JICA) y la ayuda de la agencia estadounidense de cooperación (Usaid) fueron arreglando los caminos y en 2003 fue inaugurado el tramo asfaltado que integra San Juan con el sistema vial del departamento.