La presidenta brasileña se encuentra ya a un paso de ser descabalgada del poder.
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Dilma Rousseff ha recibido un empujón, tal vez definitivo, para salir de la presidencia de Brasil por la puerta de atrás de la historia. La Cámara de Diputados brasileña, en una votación que mantuvo al país en vilo y que duró toda la tarde y la noche del domingo, ha aprobado la apertura del proceso de impeachment por 367 votos a favor y 137 en contra. Más de lo esperado. Una derrota completa para el Gobierno y para Rousseff. Por tanto, el juicio de destitución avanza hacia el Senado, donde será votado, probablemente, a principios de mayo. Allí bastará una fácil mayoría simple, cosa que parece ahora muy probable, para que Rousseff sea apartada provisionalmente del cargo hasta 180 días mientras se le juzga propiamente en ambas Cámaras. Pero para entonces, si no ha renunciado ya, su capital político se habrá diluido completamente.

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Rousseff encara su Día D con pocas posibilidades de victoria