Fuente: Petroquimica
Imprimir Enviar Su palabra era la más esperada del Cera Week, la feria que todos los años reúne en Houston a los máximos funcionarios y directivos de la industria petrolera a nivel global. Acostumbrado a este tipo de convenciones, Ali Al- Naimi, de más de 70 años, el poderoso ministro de Petróleo y Recursos Minerales de Arabia Saudita, no se sintió ni por un segundo intimado por la presencia de más de 1.000 ejecutivos –la gran mayoría norteamericanos– que lo escuchaban como quien está frente a un enemigo. Es que en Estados Unidos interpretan que la decisión de la OPEP –donde Al- Naimi tiene un peso específico preponderante– de no recortar su producción de crudo fue, en realidad, un grito de guerra contra los productores de shale oil (petróleo no convencional) de ese país. Su lectura es lineal: con el derrumbe del precio del barril –que hoy apenas supera los u$s 30, cuando hace un año medio cotizaba por encima de los u$s 100– tuvo su epicentro precisamente en Texas, donde las petroleras dejaron fuera de servicio casi la mitad de los drilling rigs que empleaban en junio de 2014.
Al- Naimi no esquivó el bulto, pero tampoco pareció responder con toda la verdad. "Déjenme decirles, una vez más, que nosotros no le hemos declarado la guerra al shale o a la producción de ningún país o empresa determinada", se defendió. "Estamos haciendo lo que cualquier otra industria representativa en esta sala está haciendo: estamos respondiendo a condiciones de mercado desafiantes y buscando el mejor resultado posible en un entorno altamente competitivo", añadió.
A mediados de febrero, un grupo de grandes productores –Arabia Saudita, Rusia, Qatar y Venezuela– decidieron congelar su oferta de crudo a los niveles de enero de este año. Sin embargo, la decisión tuvo escasa mella en el mercado, que continuó con una tendencia a la baja de los precios. La OPEP –el cartel de países exportadores de crudo– se niega a un recorte significativo de su oferta.
Al- Naimi echó mano de su longevo currículum ligado a la industria para analizar la crisis actual. "Me uní a Aramco como cadete en 1947. Durante mis siete décadas en la industria he visto el petróleo en menos de u$s 2 por barril y también lo he visto a u$s 147. Fui testigo de los picos y de la escasez. He visto varias subidas y bajadas. Incluso he sobrevivido al peak oil. Estas experiencias me han enseñado que este negocio, al igual que todas las materias primas, es inevitablemente cíclico. Los precios suben y bajan", indagó.
Supervivencia
Renglón seguido, apeló a dejar libres las fuerzas del mercado para rebalancear el mercado global de hidrocarburos. "Los mercados eficientes determinarán en qué lugar de la curva de costos reside el valor del barril marginal de crudo. Los productores que manejan altos costos deben encontrar una manera de reducirlos, pedir prestado dinero en efectivo o directamente liquidar sus compañías. Suena duro, y por desgracia lo es, pero es la forma más eficaz para reequilibrar los mercados", advirtió el ministro saudita. "La reducción de la oferta de bajo costo (como la de la OPEP) para subvencionar los suministros de más alto costo (como los de Estados Unidos) sólo retrasa un ajuste de cuentas inevitable", agregó. Ni más ni menos que la supervivencia del más fuerte o –en este caso– competitivo. Darwin aplicado a la industria de Oil & Gas.
Aun así, Al- Naimi siempre deja un espacio para la diplomacia. "Tenemos la esperanza de que la agilidad y capacidad de respuesta demostrada por los productores de petróleo de esquisto continúe", expresó sin temor al cinismo. Y en la misma línea, aseveró: "Nos complace ver que los productores estadounidenses son ahora capaces de exportar libremente crudo. Creemos que también ayudará a mejorar la eficiencia y la flexibilidad del mercado mundial, que es global. Estamos todos juntos en esto".
Razones
En retrospectiva, el funcionario saudí explicó por qué la OPEP se rehúsa a reducir sus cuotas de producción, como demanda buena parte del mercado para frenar el derrumbe de los precios.
"En noviembre de 2014, en el marco de la reunión de la OPEP, hubo un clamor para que el cartel redujera su producción con el fin de detener la caída. Sin embargo, el mercado del petróleo es mucho más grande que la OPEP. Tratamos intensamente de generar un consenso entre todos, es decir, entre los países de la OPEP y el resto de los productores. Pero no había ninguna intención de compartir la carga. Así que optamos que el mercado opere libremente como la forma más eficaz para reequilibrar la oferta y la demanda", explicó Al- Naimi.
A su entender, la demanda internacional de crudo se mantiene en niveles interesantes. La crisis responde, en consecuencia, a una sobreoferta del hidrocarburo. "Se puede discutir sobre pequeños porcentajes de reducción, pero al final del día el mundo demanda, y obtiene, más de 90 millones de barriles de petróleo", afirmó.
El mercado se había acostumbrado a lidiar con un petróleo por encima de los u$s 100, pero en términos históricos era una cotización muy alta. "Esos precios desencadenaron una ola de inversiones en todo el mundo en yacimientos que hasta entonces no eran rentables. Hay casos en todo el globo, desde el Ártico hasta las arenas bituminosas de Canadá, pasando por el petróleo ultra pesado del Orinoco en Venezuela y las fronteras de aguas profundas. También condujo al desarrollo de los recursos de petróleo de esquisto en algunas partes de los Estados Unidos", enumeró Al- Naimi. "Eso dio lugar a un sólido crecimiento mundial de los suministros de petróleo convencional y no convencional. Y el precio comenzó a caer", añadió.
"Este negocio es cíclico. Ahora estamos en una recesión dolorosa, pero a mediano plazo el mercado se va a reequilibrar y la demanda se va a recuperar. A pesar de todo, sigo siendo optimista", concluyó.