Fuente: EL DÍA
No todo lo que brilla es oro, dice un refrán. Y la situación actual de la minería boliviana no parece diferente al dicho. Según expertos y analistas, los bajos ingresos que experimenta el sector, hoy sumido en una situación de crisis, no solo se deben a la caída de los precios de las materias primas, sino a una pobre gestión de gobierno que dejó cerrada cualquier posibilidad de oportunidades y condiciones a las nuevas inversiones, innovación tecnológica y nuevos emprendimientos mineros. "Nos hemos abocado a una explotación salvaje de los minerales.
No hemos hecho exploraciones nuevas y seguimos trabajando en yacimientos tradicionales, cosa que requiere mayor tecnología y recursos por estar en socavones más profundos. En ese sentido, en lugar de atraer inversiones, se ha desalentado", argumenta Julio Alvarado, economista.
Los indicadores son claros. En los dos primeros meses del año las exportaciones de minerales, con relación al mismo período del año pasado, cayeron en un 19%. Y lo dramático fue el 2015, según el análisis de Henry Oporto, sociólogo y coordinador del Foro Minero, porque los ingresos por concepto de exportaciones mineras, en el sector privado, el que mejores ingresos por impuestos de regalías genera al país, disminuyeron en un 50% (de $us 2.800 a $us 1.400).
En lo referente a las cooperativas mineras la caída fue de un 32% y en la minería estatal un 21%, pero esta última luce deficitaria y se mantiene en una situación de incertidumbre hasta el momento.
La muestra es la mina Huanuni, donde el gasto en contratación de personal fue tres veces superior a los réditos generados el 2015. "Las cifras son muy elocuentes acerca de la dimensión de la crisis que golpea a la minería boliviana, y pese a que la información oficial no incluye los datos de desempleo en las zonas mineras. Estos últimos, según reportes periodísticos, alcanzan ya niveles inquietantes, presagiando el advenimiento de un período de inestabilidad y agitación social", puntualiza Oporto. Por su parte, el analista José Padilla refiere que prácticamente en todos estos años la dinámica de la actividad minera ha estado estancada por falta de políticas de Estado.
Además, la misma Ley Minera 1333 no alienta a nuevas inversiones. "Por ejemplo, sacar una licencia ambiental requiere entre dos a tres años en obtenerla. Eso no permite inversión alguna", recalcó José Padilla, experto del sector. Según Padilla, en los últimos años no hubo nuevos descubrimientos mineros o nuevas prospecciones a manos de San Cristóbal, que data de hace 25 años atrás.
"Además, no tenemos recursos humanos capacitados para generar conocimiento, tecnología y menos laboratorios pensados en la actividad minera", argumentó. Alvarado, en referencia a la minería estatal administrada por la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), señala que el manejo ha sido desastroso en particular con la mina Huanuni.
"Se ha hecho daño al Estado con el incremento del personal cerca de tres veces con relación a la productividad. Huanuni ha sido en todos estos años una mina deficitaria, lo cual lamentablemente lo estamos pagando todos los bolivianos con nuestros impuestos", argumentó. Oporto, en su análisis, remarca que literalmente no se hizo nada. "Tal vez no se puede decir que en esferas de gobierno no haya preocupación por los problemas de la minería, pero lo que resulta alarmante es la pasividad gubernamental", señaló.
En respuesta a todo ello. César Navarro, ministro de Minería y Metalurgia, en una posición de autocrítica, admite que no se previó que en cualquier momento iba a retornar esa baja cotización de minerales tras los 10 años de buenos ingresos que tuvo el país en todo el sector minero. "Lamentablemente nunca hubo una planificación.
Es decir, en estos diez años tuvimos un crecimiento importante de la cotización de la plata, del plomo, el estaño, el zinc, que llegó a precios altos, pero no se planificó para soportar estos momentos de bajos precios", apuntó. Bolivia, con excepción del estaño, solo exporta concentrados de mineral y no así productos metálicos, por lo que la minería actual depende de dos factores: uno, de las plantas de fundición y refinación; y, segundo, de la demanda internacional de los diferentes minerales metálicos en el mundo.
"La única manera para responden a este momento de baja cotización es ampliando las reservas y ampliando la tecnología para incidir en la baja de los costos de producción. Lamentablemente no se hizo nada de eso, sobre todo en las cooperativas", apuntó Navarro en contacto con El Día. Además, remarcó que las únicas inversiones que generan ingresos son los privados: San Cristóbal y San Vicente, que producen complejos mineralógicos. Sectores Lo más crítico está en las cooperativas Apuesta.
El Gobierno prevé enfatiza actividades en la prospección y la exploración, cuya labor ha sido escasa. Situación. El ministro Navarro señaló que la situación más crítica está en el sector cooperativo, donde hay altos costos de producción y baja rentabilidad por la caída de precios de los minerales. Respuesta. El Gobierno descarta asignar compensaciones para salvar esta situación.
Punto de vista
'La alternativa es industrializar los minerales' Jorge Campanini Investigador del CEDIB Lastimosamente continuamos siendo víctimas de un modelo extractivista y la dependencia de los precios de las materias primas determina nuestra situación, lo cual puede transformarse en una crisis social, económica e incluso política.
A todo esto, desde el Gobierno hubo una pobre gestión, debido a que no se ha profundizado el estudio de ningún proyecto minero, menos contar con una exploración que brinde medianas esperanzas de considerarse como prospecto interesante.
El Estado ha concentrado toda su fuerza en el proyecto del litio y los otros trabajos de exploración encarados por Comibol y las gobernaciones hasta ahora no han rendido ningún fruto. A todo ello, seguimos entrampados en un círculo vicioso del que muy difícilmente saldremos si es que no aplicamos políticas y acciones concretas, estratégicas y efectivas para poder desarrollar e industrializar nuestros minerales.
Lastimosamente el escenario internacional es determinante para ello y debe pensarse no solo en el litio, sino en otros minerales que podrían ser estratégicos.
No todo lo que brilla es oro, dice un refrán. Y la situación actual de la minería boliviana no parece diferente al dicho. Según expertos y analistas, los bajos ingresos que experimenta el sector, hoy sumido en una situación de crisis, no solo se deben a la caída de los precios de las materias primas, sino a una pobre gestión de gobierno que dejó cerrada cualquier posibilidad de oportunidades y condiciones a las nuevas inversiones, innovación tecnológica y nuevos emprendimientos mineros. "Nos hemos abocado a una explotación salvaje de los minerales.
No hemos hecho exploraciones nuevas y seguimos trabajando en yacimientos tradicionales, cosa que requiere mayor tecnología y recursos por estar en socavones más profundos. En ese sentido, en lugar de atraer inversiones, se ha desalentado", argumenta Julio Alvarado, economista.
Los indicadores son claros. En los dos primeros meses del año las exportaciones de minerales, con relación al mismo período del año pasado, cayeron en un 19%. Y lo dramático fue el 2015, según el análisis de Henry Oporto, sociólogo y coordinador del Foro Minero, porque los ingresos por concepto de exportaciones mineras, en el sector privado, el que mejores ingresos por impuestos de regalías genera al país, disminuyeron en un 50% (de $us 2.800 a $us 1.400).
En lo referente a las cooperativas mineras la caída fue de un 32% y en la minería estatal un 21%, pero esta última luce deficitaria y se mantiene en una situación de incertidumbre hasta el momento.
La muestra es la mina Huanuni, donde el gasto en contratación de personal fue tres veces superior a los réditos generados el 2015. "Las cifras son muy elocuentes acerca de la dimensión de la crisis que golpea a la minería boliviana, y pese a que la información oficial no incluye los datos de desempleo en las zonas mineras. Estos últimos, según reportes periodísticos, alcanzan ya niveles inquietantes, presagiando el advenimiento de un período de inestabilidad y agitación social", puntualiza Oporto. Por su parte, el analista José Padilla refiere que prácticamente en todos estos años la dinámica de la actividad minera ha estado estancada por falta de políticas de Estado.
Además, la misma Ley Minera 1333 no alienta a nuevas inversiones. "Por ejemplo, sacar una licencia ambiental requiere entre dos a tres años en obtenerla. Eso no permite inversión alguna", recalcó José Padilla, experto del sector. Según Padilla, en los últimos años no hubo nuevos descubrimientos mineros o nuevas prospecciones a manos de San Cristóbal, que data de hace 25 años atrás.
"Además, no tenemos recursos humanos capacitados para generar conocimiento, tecnología y menos laboratorios pensados en la actividad minera", argumentó. Alvarado, en referencia a la minería estatal administrada por la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), señala que el manejo ha sido desastroso en particular con la mina Huanuni.
"Se ha hecho daño al Estado con el incremento del personal cerca de tres veces con relación a la productividad. Huanuni ha sido en todos estos años una mina deficitaria, lo cual lamentablemente lo estamos pagando todos los bolivianos con nuestros impuestos", argumentó. Oporto, en su análisis, remarca que literalmente no se hizo nada. "Tal vez no se puede decir que en esferas de gobierno no haya preocupación por los problemas de la minería, pero lo que resulta alarmante es la pasividad gubernamental", señaló.
En respuesta a todo ello. César Navarro, ministro de Minería y Metalurgia, en una posición de autocrítica, admite que no se previó que en cualquier momento iba a retornar esa baja cotización de minerales tras los 10 años de buenos ingresos que tuvo el país en todo el sector minero. "Lamentablemente nunca hubo una planificación.
Es decir, en estos diez años tuvimos un crecimiento importante de la cotización de la plata, del plomo, el estaño, el zinc, que llegó a precios altos, pero no se planificó para soportar estos momentos de bajos precios", apuntó. Bolivia, con excepción del estaño, solo exporta concentrados de mineral y no así productos metálicos, por lo que la minería actual depende de dos factores: uno, de las plantas de fundición y refinación; y, segundo, de la demanda internacional de los diferentes minerales metálicos en el mundo.
"La única manera para responden a este momento de baja cotización es ampliando las reservas y ampliando la tecnología para incidir en la baja de los costos de producción. Lamentablemente no se hizo nada de eso, sobre todo en las cooperativas", apuntó Navarro en contacto con El Día. Además, remarcó que las únicas inversiones que generan ingresos son los privados: San Cristóbal y San Vicente, que producen complejos mineralógicos. Sectores Lo más crítico está en las cooperativas Apuesta.
El Gobierno prevé enfatiza actividades en la prospección y la exploración, cuya labor ha sido escasa. Situación. El ministro Navarro señaló que la situación más crítica está en el sector cooperativo, donde hay altos costos de producción y baja rentabilidad por la caída de precios de los minerales. Respuesta. El Gobierno descarta asignar compensaciones para salvar esta situación.
Punto de vista
'La alternativa es industrializar los minerales' Jorge Campanini Investigador del CEDIB Lastimosamente continuamos siendo víctimas de un modelo extractivista y la dependencia de los precios de las materias primas determina nuestra situación, lo cual puede transformarse en una crisis social, económica e incluso política.
A todo esto, desde el Gobierno hubo una pobre gestión, debido a que no se ha profundizado el estudio de ningún proyecto minero, menos contar con una exploración que brinde medianas esperanzas de considerarse como prospecto interesante.
El Estado ha concentrado toda su fuerza en el proyecto del litio y los otros trabajos de exploración encarados por Comibol y las gobernaciones hasta ahora no han rendido ningún fruto. A todo ello, seguimos entrampados en un círculo vicioso del que muy difícilmente saldremos si es que no aplicamos políticas y acciones concretas, estratégicas y efectivas para poder desarrollar e industrializar nuestros minerales.
Lastimosamente el escenario internacional es determinante para ello y debe pensarse no solo en el litio, sino en otros minerales que podrían ser estratégicos.