De alarma en alarma, Brasil se hunde a cada paso en el caos político, jurídico y social. Media hora después de que el expresidente Lula da Silva tomara posesión ayer de su nuevo cargo de ministro, un juez federal de Brasilia ordenaba anular el acto e invalidar cautelarmente el nombramiento. Aduce que la presidenta Dilma Rousseff comete un delito designándole porque le permite escapar de la justicia. Mientras, en Brasilia y São Paulo se suceden las protestas contra el Gobierno, en algunos casos con peleas y agresiones. Además, el reloj de la destitución parlamentaria contra Rousseff ha empezado a correr.
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