Agregó que el crecimiento de la economía mexicana en los próximos años será de entre 2.1 y 2.5 por ciento, cuando se esperaban niveles de entre 3 y 4 por ciento, “pero eso no pasará de aquí a 2019”.
Fuente: La Jornada
  
México debe mantener la prudencia fiscal, controlar los gastos, reducirlos y poner orden en Petróleos Mexicanos (Pemex), advirtió la calificadora Moody’s, al señalar que la empresa requiere más apoyo financiero del gobierno, lo que en el peor escenario podría representar que la deuda de la Federación llegue a 40 por ciento del producto interno bruto (PIB).
 
Jaime Reusche, analista del área de soberano de Moody’s Investors Service señaló en la conferencia anual de la calificadora que lo que está en duda es la credibilidad de la consolidación fiscal del país, en parte porque las reformas estructurales puestas en marcha por el gobierno mexicano no han dado los resultados esperados se estimaba que la deuda se estabilizara en 31 por ciento del PIB, pero ha crecido de forma constante.
 
Agregó que el crecimiento de la economía mexicana en los próximos años será de entre 2.1 y 2.5 por ciento, cuando se esperaban niveles de entre 3 y 4 por ciento, “pero eso no pasará de aquí a 2019”.
 
Destacó que Moody’s observará si en los próximos 12 a 24 meses el gobierno de México logra contener los gastos relacionados con Pemex, de manera que le permita mantenerse “en la senda de la sanidad fiscal”, y mantener la calificación AAA.
 
Incluso, señaló, se espera que la Secretaría de Hacienda haga un nuevo ajuste al gasto, que junto con las acciones anteriores sumaría alrededor de uno por ciento del PIB.
 
Mauro Leos, analista de Moody’s para América Latina, negó que la calificadora se haya precipitado al otorgar a México la calificación A, porque en el momento en que ocurrió se hizo un comparativo con economías similares como Polonia y Malasia que ya la tenían. A México sólo le faltaba la aprobación de reformas estructurales, y se aprobaron.
 
Reusche puntualizó que las autoridades mexicanas señalaron que Pemex no necesitaría apoyo, pero ha sido al contrario, y aunque es su principal pasivo contingente, “lo está manejando relativamente bien”.
 
Nymia Almeida, analista del área de crédito, puntualizó que en la actualidad el problema de Pemex es de liquidez, por lo que el apoyo gubernamental en materia de pensiones, la inyección de capital y los anuncios sobre asociaciones “ayuda, pero no resuelve”.
 
Aclaró que Moody’s no espera que el gobierno sea el “prestamista” de Pemex; sin embargo, la deuda actual de la petrolera es de 158 mil millones de dólares; el pasivo laboral es de 31 mil millones de dólares, y sus necesidades de financiamiento para pagar intereses e invertir ascienden a 20 mil millones de dólares, por lo que para 2017 podría necesitar un nuevo apoyo gubernamental de 10 mil millones de dólares.
 
“Hay muchas dudas sobre la producción, precios y socios porque sólo se han hecho anuncios, pero no hemos visto nada. Hablaremos de esto durante mucho tiempo porque es una empresa muy grande y tiene muchos problemas. Habrá que ver si Pemex logra cambiar su negocio, el esquema de impuestos y con menos hacer más”.
 
Sería un desastre, acotó, que no invirtiera en aguas profundas porque no tiene tecnología, y no se asocie para tenerla cuando ya se agota la producción en aguas someras; aunque al parecer la empresa trabaja en esos temas.
 
Bancos en negativo
 
En el encuentro, analistas de Moody’s expusieron que los bancos mexicanos se ubican en una perspectiva negativa, debido a que el crédito otorgado lleva un ritmo de crecimiento mayor al nivel de crecimiento de la economía nacional, lo que permite percibir riesgos.
 
Señalaron que el debilitamiento de la banca mexicana no sólo se debe a un entorno operativo menos favorable, sino que también se ha producido una expansión crediticia en el sector energético motivada por el interés en invertir él, lo que ha generado concentración.