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Opinión de la presidente de la CBHE, Claudia Cronenbold en la edición 121 de la revista Petroleo&Gas

La historia es cambiante y eso no es una excepción para los proyectos.

Hace 20 años Bolivia empezaba a despachar gas natural a Brasil después de arduas negociaciones, años de idas y venidas, problemas, aciertos-desaciertos y el pasar de varios gobiernos a uno y otro lado de la frontera.

Producto de estos estos 20 años de exportación de gas natural (1999-2019), nuestro país se permitió ampliar su base económica al recibir ingresos de alrededor de 30 mil millones de dólares, y con ello, cambiar muchas realidades a lo largo y ancho de Bolivia.   

El contrato de gas (GSA) con Brasil está en su etapa final y coincidentemente con ello se abre un nuevo escenario para la oferta y demanda de gas natural en Brasil, no solamente por las condiciones comerciales de precio y volumen sino por los actores involucrados en el mismo.

Brasil ha implementado cambios profundos en su sector gas y ello conlleva la salida del actor principal, Petrobras, para dar paso a una apertura del mercado con el ingreso de actores privados que deben buscar los espacios y las oportunidades que se presentan.

En ese marco, Brasil vive una de las mayores transformaciones en su sector energético, no solamente por las decisiones en el campo regulatorio, sino también por las oportunidades que tiene en su cuenca presalina, las ventajas competitivas que está abriendo para la inversión extranjera y además, el crecimiento de su mercado en diferentes ámbitos.

¿Qué significa todo ello para Bolivia?

Es un momento muy importante que genera mayor oportunidad y, por supuesto, también mayor complejidad. Va haber ahí un desafío con los plazos y con las garantías. Un mercado más complejo pero con mayor potencial de crecimiento y posibilidades de mayor rentabilidad.

Actualmente, Brasil importa gas de Bolivia y vía barcos metaneros de Gas Natural Licuado. El mercado brasileño es de poco más de 150 MMmcd e importa entre 40 y 50 MMmcd. En ese sentido, ahí se tiene un potencial con la principal economía de la región que busca crecer y mejorar su competitividad, lo cual hay que saber aprovecharlo.

Si hoy teníamos que negociar con una empresa, a partir de la nueva realidad debemos negociar con varias y por volúmenes diferentes. Eso genera complejidad, pero también mayores oportunidades.

Los tiempos cambian y hoy estamos en ese momento de inflexión en el que al definir nuestra relación con el mercado de gas de Brasil, también se está definiendo parte de la realidad económica de nuestro país. Lo natural es que estemos a la altura de ese desafío a cuyas concreciones desde el sector estamos dispuestos a colaborar.