La institución comunitaria teme que un desenlace sin acuerdo derive en "una espiral de pánico entre empresas de los sectores más afectados" por la desconexión.
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Vértigo. Si nadie para el reloj o da marcha atrás, a las 00.00 del 30 de marzo de 2019, el Reino Unido se convertirá en el primer país que abandona la Unión Europea. Y a seis meses menos un día de ese sábado fatídico, Bruselas y, sobre todo, Londres se acercan a un precipicio por el que puede despeñarse la estabilidad económica y la prosperidad de una buena parte del continente. El riesgo es evidente para las dos partes. El negociador jefe de la UE, Michel Barnier, afronta la recta final "con una creciente sensación de urgencia", señalaba la semana pasada la eurodiputada, Danuta Hübner, presidenta de la comisión de Asuntos Constitucionales, tras reunirse tres veces con el francés.

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