Un plus sobre la información. Es una de las claves que ya está en la agenda de las empresas y los gobiernos. Se estima que por cada tres dólares invertidos en el shale, uno deberá desembolsarse en infraestructura.
Fuente: Va con Firma
   
Si el desarrollo del potencial gasífero de Vaca Muerta es exitoso, las inversiones en los yacimientos deberán ir acompañadas de fuertes desembolsos en el segmento del downstream asociadas al transporte y distribución del gas para llegar a los consumidores.
 
Esta es una de las claves que ya está en la agenda de las empresas, la Provincia y la Nación, y la llave que abre grandes oportunidades de negocios.
 
Este estudio denominado “El Desafío del downstream” realizado por el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG), el órgano técnico que nuclea a las principales compañías del sector con presencia en el país aborda las necesidades de la cadena de la industria del gas en el horizonte de los próximos veinte años.
 
Hoy la Cuenca Neuquina dispone de una capacidad ociosa de 30 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) de gas, lo cual es un respaldo muy interesante para el desarrollo inicial del shale.
 
Sin embargo, el informe señala que un desarrollo tan ambicioso de gas presupone que toda la infraestructura existente de transporte sufrirá altos niveles de exigencia en el mediano plazo, por lo cual gasoductos y plantas compresoras antiguas requerirán inversiones importantes para asegurar la sustentabilidad del sistema. Sucede que el 42% de los gasoductos y 17% de las plantas compresoras de TGN y TGS tienen más de 40 años.
 
Además, en el largo plazo, se necesitarán en los sistemas de ambas transportistas ampliaciones de entre 70 y 130 MM m3/d de capacidad firme, lo que se traduce en la necesidad de construir entre 4300 km y 8000 km de nuevos gasoductos y montar entre 700.000 hp y 1.200.000 hp de potencia incremental de compresión, dependiendo del escenario de abastecimiento.
 
Durante los próximos 20 años, se deberán expandir los Gasoductos Sur, Neuquén y tramos finales del Buenos Aires, para llegar a 2035 con una ampliación del sistema del 50% de su longitud de cañerías y un 105% su potencia de compresión.
 
Según el IAPG, las inversiones que se necesitarán en este tipo de infraestructura para las próximas dos décadas rondarán entre los 12.000 y 22.000 millones de dólares, dependiendo el nivel de desarrollo del gas que se alcance.
 
En un escenario de abastecimiento óptimo, Neuquén deberá sumar hacia 2035 unos 60 MMm3/día, es decir duplicar la producción total de gas actual de la provincia.
 
Si se alcanzara esa meta, no significaría el fin de los problemas para el sistema energético argentino. Como la demanda de gas tiene una marcada impronta estacional -se dispara con el frío y baja en verano- se podrían presentar inconvenientes técnicos con los recursos no convencionales, ya que frenar la producción atentaría contra los pozos. Y además, el menor factor de uso incrementaría el precio de repago de las inversiones.
 
Por ello, el IAPG señala que se deberán evaluarlas alternativas técnicas y comerciales para minimizar las variaciones en el nivel de producción y administrar los picos de demanda. Entre ellas se suponen exportar los excedentes estivales a países limítrofes, aprovechando los más de 30 MMm3/día de capacidad de transporte de los gasoductos que conectan con Uruguay, Chile y Brasil; el almacenamiento subterráneo de gas para su utilización en los picos invernales; la construcción de tanques on-shore para el almacenamiento de GNL, entre otras.
 
El informe asegura que se requerirán inversiones por 1.100 millones de dólares por año en ampliaciones de gasoductos y obras de sustentabilidad del sistema, 620 millones de dólares por año en ampliaciones de redes y modernización tecnológica en los sistemas de distribución, y 290 millones de dólares anuales en las instalaciones internas de los clientes.
 
Según concluye el estudio, por cada tres dólares invertidos en el upstream, se requerirá un dólar en el downstream, lo cual da una magnitud del negocio paralelo a la explotación de Vaca Muerta que se abrirá en los próximos años si su desarrollo es exitoso.