La Agencia de Información Energética de EE.UU. (EIA) informó que el mercado mundial de petróleo se encontrará “relativamente equilibrado” este año y el próximo, y que el stock de reservas globales (inventarios de crudo) retrocederán en términos absolutos en el 2º semestre de 2018, con una expansión nominal de 0,1 millones de barriles diarios en 2017 y 0,2 millones b/d en los otros 12 meses.
TNS LATAM
  
Significa que la demanda mundial absorbió el shock de superoferta provocado por la verdadera explosión de crecimiento experimentada por la industria del shale norteamericano en la última década. Esta ha sido la causa fundamental de la caída del precio del petróleo en los últimos 4 años, en los que disminuyó más del 70%.
 
Ha cesado en 2017/2018 la razón estructural de la caída del precio del crudo en el mercado mundial; y empieza a desplegar a partir de este momento un proceso de elevación sostenido en los próximos 3/5 años.
 
El precio del crudo treparía a US$ 53,46 en el último trimestre de 2017, para llegar a US$56,18 en 2018 (West Texas /WTI), en tanto el consumo global crecería a 98.09 millones de b/d; y la producción estadounidense alcanzaría este año a 9,3 millones de b/d (5,1 millones de shale), que serían 10 millones b/d en 2018.
 
El objetivo de Trump es desatar un segundo boom del shale en EE.UU., y recuperar el liderazgo estadounidense en las exportaciones mundiales de petróleo y gas, por encima de Rusia, en un plazo de 3/5 años. Por eso se construyen 4 nuevos oleoductos que atraviesan el territorio norteamericano.
 
También se inauguran este año en la Costa Atlántica 6 nuevos puertos exportadores de gas líquido (LNG), desde Rhode Island a Luisiana, con una inversión de US$10.000 millones o más cada uno. El LNG es la condensación del gas natural a 260 grados, para transportarlo en supertanques dirigidos a China, Alemania, y América Latina (México en primer lugar). Y la apertura del nuevo Canal de Panamá facilita su tránsito hacia Japón, Corea del Sur, y la República Popular.
 
Según lo pactado por Donald Trump y Xi Jinping en Palm Beach, Florida, en abril de este año, China comienza a comprar en gran escala LNG norteamericano a partir del 1 de julio, en operaciones que pueden a alcanzar a US$ 50.000 millones en 2020. Implicaría una reducción de 15% en el déficit comercial de EE.UU. con la República Popular.
 
También se construyen 4 grandes oleoductos a México (2 comienzan a operar en 2018), con ventas que suponen más de 5% del total de la producción gasífera estadounidense. México está transformando la totalidad de su parque de generación eléctrica, y pasa del fuel oil al shale en los próximos 5 años.
 
Las exportaciones de LNG norteamericano alcanzarían a 6.000 millones de m3 al día en 2020, desde los actuales 1.500 millones m3/día, con costos inferiores en más de un tercio a los de Qatar y Rusia.
 
La mayor planta productora y exportadora de gas líquido (LNG) estadounidense la construyen Exxon Mobile y Qatar Petroleum (Golden Pass) en Texas, con una inversión de más de US$20.000 millones y una capacidad exportadora de 2.000 millones de m3 al día (3% de la producción de gas de EE.UU.), que puede duplicarse frente al aumento de la demanda china que se avizora.
 
La República Popular es la principal importadora mundial de petróleo (7,4 millones de b/d en 2016, que serían 9,4 millones b/d en 2020) y dispone de una producción doméstica de 4,5 millones b/d (1/3 de la elaboración norteamericana).
 
El dato energético crucial respecto a China es que 66% de la demanda interna es cubierto por el carbón mineral. Por eso es el país más polucionado del mundo y también el mayor emisor de dióxido de carbono (CO2). Para dejar el carbón, China comienza a importar en gran escala el shale líquido estadounidense a partir de este año, según lo pactado en Palm Beach, Florida.
 
Los hombres de Estado —es el caso de Trump y Xi Jinping— ejercen la voluntad política como respuesta al más profundo de los determinismos. La necesidad para ellos se torna virtud. Esta parece ser la esencia del fenómeno político. “La política es el arte de conducir lo inevitable”.